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La mínima rentabilidad del ahorro rebela a los jubilados alemanes y presiona a Merkel

Los efectos de la política del Banco Central Europeo (BCE) sobre el rendimiento de los productos de ahorro e inversión (depósitos bancarios, fondos o títulos de deuda pública) han avivado las críticas en Alemania a la estrategia que pilota Mario Draghi. El Gobierno de Angela Merkel, crítico desde el principio con la vía de la expansión monetaria, se ha encontrado con reproches domésticos desde sectores de la sociedad germana como el de los jubilados en un país en el que el ahorro previsor para el momento del retiro está muy arraigado, máxime porque el sistema alemán de pensiones es menos generoso que el de otros países.

Según algunos análisis, la existencia de ese descontento y sus posibles costes políticos explicarían en parte la reciente decisión del Ejecutivo de Merkel de aprobar la mayor subida de las pensiones alemanas en 23 años: el 4,25% para los jubilados de la zona Este y el 5,55% para los del Oeste. Al anunciar esa subida, que comenzará a aplicarse el próximo mes de julio, la ministra alemana de Trabajo y Asuntos Sociales subrayó el pasado marzo que se trataba de "una buena noticia, particularmente en tiempos de bajos tipos de interés".

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