La constructora gallega Copasa es una de las doce compañías que conforman el consorcio Al Shoula, adjudicatario de la construcción de la línea de tren de alta velocidad que unirá las ciudades santas de La Meca y Medina. Y, pese a que el ambicioso proyecto encara no solo dificultades técnicas, económicas y de plazos, la firma presidida por José Luis Suárez descarta abandonar y niega que las autoridades saudíes hayan incurrido en impagos con el consorcio pese a la crisis que atraviesa Arabia Saudí -promotora de la obra a través de la compañía Saudi Railway Organization (SRO)- y al "pequeño retraso" en el último pago.

De hecho la firma con sede en Ourense ha cobrado ya el 95% de los materiales -se abonan al salir de fábrica- y el anticipo del 10% del montante que le corresponde de la obra y que asciende a un total aproximado de 640 millones (de los 6.700 millones de todo el proyecto), según indicaron a FARO fuentes de la compañía. Esto, sumado a la puntualidad en los pagos -a excepción de ese ligero retraso en el pago de la última certificación- ha permitido a Copasa mantener una situación de tesorería "muy aliviada" en todo momento. Los ingresos de las compañías que conforman el consorcio se reciben a través de certificaciones, y la última se aprobó y validó en noviembre. Esta (la número 35) es la que está pendiente de cobro, ya que tenía que haberse ingresado en marzo o abril.

Copasa prevé que las obras de vía estén concluidas el próximo mes de octubre -el proyecto, de 450 kilómetros, está al 80% de nivel de ejecución-, si bien el consorcio Al Shoula negocia con la SRO una prolongación en el plazo de finalización, previsto inicialmente para comienzos de 2017, y una compensación por los sobrecostes asumidos dada la complejidad de la infraestructura.