Mitsubishi cometió irregularidades al medir el consumo de combustible de sus vehículos desde hace 25 años, lo que eleva el alcance del escándalo sobre el falseo de datos de este tipo para varios de sus modelos. El sexto fabricante nipón ofreció ayer más detalles sobre la manipulación de los resultados de eficiencia energética con la que se vendieron sus vehículos, un caso que la ha llevado a perder la mitad de su cotización, pero cuyo verdadera magnitud aún se desconoce.

La práctica se remonta a 1991, cuando siguió empleando métodos de prueba que Japón había invalidado, y además reutilizó datos técnicos de determinados modelos para medir el consumo de otros vehículos. En concreto, Mitsubishi tomó los datos técnicos más favorables posibles para cuatro minivehículos, de modo que sus resultados en las pruebas de eficiencia de combustible -una de las facetas que permite a este tipo de coches ser competitivos- fueron exagerados en un 10%.