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Sector financiero

La banca arranca otra reestructuración tras recortar 820 oficinas y 7.000 empleos en Galicia

Banco Santander, con 200 sucursales y 1.000 trabajadores en la región, cerrará 450 en toda España y ajustará su plantilla -Unicaja prepara la tijera en Ceiss

Era cuestión de tiempo. Todos en el sector financiero, incluido el Banco de España, daban por hecho que a la profunda reconversión que arrancó con el estallido del pinchazo de la burbuja inmobiliaria y borró del mapa a la mayoría de las cajas de ahorros le quedaba todavía una segunda vuelta con cambios, sobre todo, en la red y el modelo de atención al público. Y el gran líder del mercado lo confirma. El grupo Santander avanzó a última hora de la tarde del pasado jueves a su plantilla una reestructuración que se llevará por delante en el país hasta 450 oficinas este mismo año y un redimensionamiento de los servicios centrales, lo que significaun ajuste de plantilla sin cuantificar. También Ceiss, fruto de la fusión de Caja España y Duero y bajo la órbita desde marzo de 2014 de Unicaja, prepara un tijeretazo laboral. Ambos llaman la atención de la difícil coyuntura que atraviesa el negocio por el contexto de bajísimos tipos de interés y la asfixia de los márgenes, pese a las ganancias el pasado año de 5.966 millones de euros -un 12% del total en España- en el caso del banco presidido por Ana Patricia Botín, y 184 millones en el caso de la entidad liderada por Braulio Medel. La misma razón en la que se apoyan expertos y analistas para anticipar que esto es solo la punta de un iceberg para esa nueva ronda de ajustes que a Galicia le pillan como uno de los territorios más afectados por la llamada consolidación financiera. El número de sucursales y de empleos se redujo un tercio desde los máximos de 2008.

Santander es el paradigma. Cierres por concentración en oficinas más grandes de entre 425 y 450, la conversión de otras 350 cada año en "el nuevo concepto de sucursal, más multicanal" y "la construcción de un centro corporativo que apoye de la forma más eficiente nuestro crecimiento en la próxima década", según señala el consejero delegado en la carta remitida a la plantilla. "Inevitablemente estas medidas tienen como consecuencia una reducción del número de personas en el centro corporativo y en Santander España -añade José Antonio Álvarez-, que se hará, principalmente y en la medida de lo posible, a través de la movilidad interna dentro del grupo y mediante las fórmulas que se van a negociar [desde el miércoles] con los representantes de los trabajadores".

En CC OO, fuerza mayoritaria en el grupo, advierten que las cifras de reducción de "entre 3.000 y 4.000" trabajadores "que se comentan en algún foro" son "del todo inasumibles". "Y no serían aceptables", señalan en la circular publicada por el sindicato. "Desconocemos los términos -añade Marina Jenaro, representante de CC OO Galicia en el Santander-. Vamos a ser actores y partícipes en todo momento y queremos que haya consenso".

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La noticia "preocupa" en la sección de banca de UGT en la comunidad, donde tampoco entran en estimaciones del impacto que podría tener el ajuste en Galicia. "Toca prudencia, aunque es evidente que hay un problema porque la reestructuración implica empleo y además no parece que exista voluntad de prejubilaciones, con lo que el problema es doble", explica Javier Castro, secretario del área de sector financiero del sindicato en la región, que recuerda el papel de "referente" que el Santander juega para todo el sector.

"Un panorama difícil por un plan tremendamente agresivo", resume Clodomiro Montero, secretario nacional de CIG Banca, donde interpretan por las comunicaciones de la cúpula del Santander que la clausura de oficinas podría llegar hasta las 1.000. El sindicato rechaza que las medidas vayan encaminadas a afianzar al grupo de cara a revolución tecnológica en el negocio financiero. "Lo cierto es que los bancos siguen teniendo problemas de saneamiento por las reformas incompletas y malas que impulsaron -apunta Montero- y además pretenden mantener los niveles de ingresos y beneficios de la época de la burbuja inmobiliaria".

Santander es un banco relevante en Galicia. Su red aquí supera las 200 oficinas -el 6% de su capacidad instalada en España- y cuenta con alrededor de 1.000 trabajadores. Con la absorción de Banesto, su antigua filial, el banco está muy bien posicionado en concellos medianos y pequeños. Los emplazamientos de mayor riesgo en el enfoque que sus responsables quieren implantar ahora.

La integración de Banesto en Santander fue, precisamente, una de las operaciones corporativas a las que se enfrentó el sector financiero gallego durante la reconversión. Aunque los tres movimientos que más repercusión tuvieron para el negocio, la red y el empleo fueron la subasta del Gallego -que ganó Sabadell-, la adquisición del Pastor por el Popular y, sobre todo, la fracasada fusión de Caixanova y Caixa Galicia y la nacionalización que desembocó en la compra por Banesco. Al cierre de 2015, en la región existían, según el Banco de España, 1.711 oficinas. Un 32,6% menos, el sexto mayor descenso del Estado, que en 2008. Se clausuraron 828. Los asalariados vinculados a finanzas y actividades de seguros pasaron en ese mismo periodo de 22.913 a 15.875. Otro recorte del 31%, equivalente a 7.038 empleos, según el Instituto Galego de Estatística (IGE). Porque también el negocio mermó. La aportación del sector al Producto Interior Bruto (PIB) regional acumula cinco años en números rojos, con una caída total del 18,6%, hasta los 1.717 millones de euros.

¿Metamorfosis digital o ahorro de costes?

  • En su argumentario de la reestructuración, la cúpula del Santander subraya los "grandes cambios" que está viviendo el sector, con la entrada de nuevos operadores gracias a la "revolución digital" y los "cada vez más exigentes" clientes, con "más información que nunca" y la necesidad de "ofrecer productos y servicios mejores y a precios más competitivos". "Al mismo tiempo, el contexto económico está presionando la rentabilidad del sector a la baja", señala José Antonio Álvarez, consejero delegado."El mercado está inundado de dinero y los tipos están muy bajos", señala Venancio Salcines, presidente de la Escuela de Finanzas. Un "momento coyuntural con el que los bancos no tienen margen". "La demanda principal de crédito en este momento es de empresas solventes, con financiación que resulta muy barata. Pero lo que les da negocio es el crédito familiar, que apenas se ha movido", explica. Sin nada que vender, el sector se pasa "a la política de costes". Aunque Salcines insiste en que es una situación "coyuntural", "y en dos o tres años puede ser todo muy distinto si la inflación sube un poco y cambia la política monetaria".La búsqueda de rentabilidad -el ROE del sector financiero español ronda el 6%, mientras que el coste del capital asciende a entre un 8 y un 10%- impulsará, según un reciente informe de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), otra oleada de fusiones, incluso transfronterizas tras el nacimiento del supervisor único europeo, y ajustes que acabarán con 3.000 oficinas y cerca de 14.700 empleos hasta 2019.

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