El 1 de junio de 2013 desembarcaron en Chapela Senén Touza y Santiago Hurtado, ejecutivos de la auditora internacional Deloitte, con el objetivo de mantener viva la multinacional Pescanova. El reto fue hercúleo: estaba en concurso, no había liquidez, otras dos filiales extranjeras y una española estaban en suspensión de pagos y en la compañía había reinado durante más de tres décadas un omnipotente Manuel Fernández de Sousa. Pero el tándem, junto con los demás integrantes del equipo, lograron que el gigante pesquero no dejara de latir. Ahora el Juzgado de Instrucción número 2 de Majadahonda ha encomendado al mismo dueto la misma tarea, esta vez para preservar la actividad en las clínicas Vitaldent.

En un auto difundido a última hora de ayer el magistrado que instruye la investigación sobre un presunto fraude y estafa de la cúpula de la empresa -su fundador, Ernesto Colman, está en prisión- decidía delegar en Deloitte la tarea de administrar una red de establecimientos con más de 5.000 trabajadores en plantilla. La semana pasada había encomendado esta labor al letrado andaluz Francisco Estepa, quien admitió que no podía hacerse cargo de Vitaldent por su dimensión y por la urgencia que requería el juez instructor.

El hasta ahora administrador judicial "ha centrado su tarea en acelerar las gestiones para el pago de las nóminas de los empleados de Vitaldent que ya hoy han comenzado, en su mayoría, a recibir el ingreso de las mismas", según un comunicado remitido por la cadena. La consultora tiene como objetivo, a partir de ahora, "mantener la plena continuidad del negocio" de las clínicas que, según aseguran, funcionan con normalidad.

Las diferencias entre el caso Pescanova y el de Vitaldent, en lo que concierne a Touza y Hurtado, son notables. En primer lugar, la red de clínicas no está en concurso, por lo que son administradores judiciales y no concursales, como acontecía en la pesquera. En Pescanova fue un juzgado de Pontevedra quien retiró las facultades de gestión al consejo (es una empresa cotizada), con Sousa a la cabeza.

A partir de ahí tuvieron que tomar el control de un complejo entramado societario que les obligó a pedir colaboración a los directivos de subsidiarias repartidad por cuatro continentes. Más de cien bancos de todo el mundo se vieron atrapados en la supuesta red de facturas falsas diseñadas desde Chapela para lograr financiación bancaria.

La incorporación de Senén Touza (a quien la banca había tentado para ocupar el cargo de consejero delegado en Pescanova) y Santiago Hurtado será inminente.