Bankia sufrió ayer un duro varapalo en el Tribunal Supremo que echa por tierra su intento para frenar las miles de demandas de quienes compraron acciones de la entidad financiera en su salida a Bolsa allá por el verano de 2011. Los inversores se sienten engañados tras perder la mayoría de su dinero y consideran que el banco maquilló sus cuentas para hacerles picar, y están ganando la inmensa mayoría de las batallas judiciales. El Alto Tribunal confirmó dos sentencias y rechazó las alegaciones Bankia, una de ellas de la Audiencia Provincial de Oviedo que obligaba a la entidad, por aquel entonces presidida por Rodrigo Rato, a devolver los 10.000 euros que una pareja de la capital asturiana había invertido en su estreno bursátil porque había grandes "inexactitudes" en el folleto de la oferta pública de los títulos, y porque los afectados no contaban con los conocimientos financieros necesarios. La otra es por un caso similar en Valencia.

La decisión del Supremo cierra la puerta de un portazo a la estrategia de Bankia que había recurrido un buen puñado de las sentencias que estaba perdiendo en las audiencias provinciales porque alegaba que previamente debía de pronunciarse la jurisprudencia penal sobre si sus cuentas estaban falseadas. Así, quería frenar la sangría que le estaba llegando por la vía civil, y que estaban dando como ganadores de forma mayoritaria a estos pequeños inversores.

"Ahora el Supremo garantiza que todas las sentencias que se presenten se ganen por los afectados. Se han desbaratado la tesis de Bankia", resumió ayer el abogado, José Antonio Ballesteros, que llevó el caso de la pareja afectada y que ayer ratificó el Supremo.

A 20 de diciembre, había demandas por suscripción de acciones contra la entidad madrileña por valor de 819,2 millones. Bankia anunció recientemente que cuenta con una previsión de fondos para hacer frente a este asunto que asciende a 1.840 millones de euros.

Según las cuentas de Ballesteros todavía hay un 70% de los inversores que no han reclamado su dinero. Los jueces se están basando para dar la razón a los afectados en que el folleto que repartió Bankia para atraer inversores no reflejaba la realidad económica del banco. Su objetivo era el de dar una imagen de solvencia que no era real.

"Hubo error en el consentimiento por parte de los adquirentes debido a las graves inexactitudes del folleto de la oferta pública", concluyeron los magistrados del Supremo, que por primera vez examinaban el asunto. La entidad lejos de tener unos buenos resultados estaba en números rojos. Esa fue una de las conclusiones a las que llegaron, incluso, dos peritos cedidos por el Banco de España para trabajar a las órdenes del juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, para investigar la situación de su entidad. En sus conclusiones, alertaron de que había importantes "errores" en las cuentas del banco madrileño.

Pero, según sostiene Ballesteros, esa investigación fue posterior a la sentencia elaborada por el Juzgado de Primera Instancia Número 10 de Oviedo, que luego ratificó la Audiencia Provincial y que ahora ha estudiado la Audiencia Nacional, después del recurso presentado por Bankia. En aquel caso, la pareja fue convencida por la empleada de una oficina de Bankia de la capital asturiana que les aseguró que el banco había superado la crisis y que estaba dirigido por Rodrigo Rato "lo que garantizaba una gestión de mayor eficiencia". En cuanto la entidad se estrenó en la bolsa comprobaron cómo sus ahorros se perdían al mismo tiempo que el valor de las acciones caía en picado y se descubría que las cuentas de la entidad no era todo lo buena que parecía.

Test de conveniencia

La sentencia de la Audiencia Provincial asegura también que uno de los miembros de la pareja fue sometido al llamado test de conveniencia, un examen para determinar su grado de conocimientos financieros. La prueba "determinó que el producto no era adecuado para él por su falta de conocimientos y experiencia inversora, no obstante se continuó la operación sin ninguna advertencia o prevención adicional", recoge el escrito judicial firmado por los magistrados José María Álvarez, María José Pueyo y José Luis Casero.

El secretario de economía del PSOE, Manuel de la Rocha, aseguró ayer que la sentencia "es la confirmación de la pésima gestión de los antiguos dirigentes de Bankia", y ha mostrado su apoyo a la actual dirección de la entidad.