El grupo automovilístico francés PSA Peugeot Citroën ultima su retorno a Irán por la puerta grande. La multinacional que preside Carlos Tavares aprovechará la visita hoy a París del presidente del régimen de Teherán, Hassan Rohani, para hacer oficial la puesta en marcha de una factoría conjunta con la empresa local Khodro (socio histórico de PSA antes de las sanciones al país), con capacidad para producir más de 200.000 coches al año, como había adelantado FARO, y que podría estar operativa ya el próximo año.
La propiedad de la nueva planta será compartida al 50% entre PSA e Iran Khodro, y la corporación gala se habría comprometido también a acompañar la inversión con un centro de desarrollo en el país, uno de los mercados históricamente más importantes para Peugeot, y que tuvo que abandonar a principios de 2012 como consecuencia de las sanciones internacionales contra el programa nuclear iraní. Las condiciones impuestas ahora por Teherán incluyen que el 30% de la producción de esta nueva fábrica tendrá que destinarse a exportación. Responsables de Iran Khodro ya habían reconocido que esta nueva planta fabricaría nuevos modelos (no estaría destinado a ensamblar modelos ya existentes grupo francés, como ocurría hasta 2012). Hasta 2011, Irán era el segundo mercado en volumen para la marca del león tras Francia, con casi medio millón de vehículos al año. La salida de Irán, en la primavera de 2012, supuso un duro golpe para las cuentas de PSA y de otros fabricantes arraigados en este mercado de casi 78 millones de habitantes, como Renault, lo que había dejado sin trabajo además a 100.000 personas en la industria automovilística de esta república islámica.
