Los dueños mayoritarios de Nueva Pescanova SL ya han seleccionado al que será el líder ejecutivo de la segunda pesquera de Europa. Se trata de Ignacio González Hernández, que esta semana firmará el contrato como CEO (chief executive officer, por sus siglas en inglés) de la multinacional gallega, según pudo saber FARO en fuentes conocedoras de las negociaciones. El llamado G7 (CaixaBank, Sabadell, Popular, Abanca, Bankia, BBVA y UBI Banca) apuesta por un ejecutivo de perfil comercial y experto en gran consumo para dirigir la nueva etapa de la compañía. La empresa, que heredó el 30 de noviembre todo el negocio de la vieja Pescanova, arranca con un balance saneado tras las quitas pero con pérdidas netas y de explotación.
Ignacio González es actualmente director general del Grupo Campofrío para el sur de Europa (España, Italia y Portugal) y Estados Unidos, cargo que ostenta desde abril de 2013. Con anterioridad fue consejero delegado de la misma empresa en España y acumula una larga trayectoria comercial en Carrefour. Conoce personalmente a ejecutivos de Pescanova como Ángel Matamoro, anterior líder de referencia en la pesquera en la división comercial.
Su nombre, seleccionado por la firma cazatalentos Russell Reynolds por encargo del G7, es el que tuvo más papeletas desde el principio para hacerse con el puesto. FARO avanzó en exclusiva el 22 de noviembre que González se postulaba como el nuevo CEO del grupo pesquero, que protagonizó la mayor quiebra de una empresa no inmobiliaria de la historia en España.
Uno de los retos fijados por Nueva Pescanova es el de diversificar el negocio, demasiado centrado en la eurozona, y que no reporta suficientes ingresos en dólares. En un contexto de depreciación del euro, y teniendo en cuenta que las materias primas que consume el grupo se importan bajo la divisa norteamericana, la fortaleza del dólar ha hecho mella en las cuentas. El hecho de que Ignacio González lidere el negocio de Campofrío en EE UU es un buen background a ojos del G7 y del que será presidente de la multinacional, Jacobo González-Robatto. De hecho el resultado bruto antes de impuestos y amortizaciones (Ebitda) será inferior al de 2014, según fuentes de la empresa. Hasta junio Pescanova, ya con un pasivo inferior a los 1.000 millones, perdió 25,26 millones de euros. El nuevo CEO tendrá que lidiar también con la pérdida de rentabilidad de las granjas de langostino en Centroamérica por los bajos precios y la creciente competencia asiática.
Los deberes
El hecho de que el grupo no esté cumpliendo las expectativas fijadas en el plan de viabilidad de Pricewaterhouse Coopers (PwC) -sí se elevarán las ventas, de 901 millones a cierre de 2014- propició los primeros movimientos de González-Robatto como administrador único de Nueva Pescanova (accedió al cargo el 26 de noviembre). Ordenó revisar a nivel interno el plan de negocio, promocionó a directivos de la casa -Ignacio Pesquera, José Fafián y Antonio Janeiro- y canceló el contrato del único fichaje de la etapa anterior, Enrique García López. Los consejeros de Pescanova SA, que ahora solo es una sociedad dd cartera dueña del 20% del grupo, lo calificaron de "fenómeno" por el plan de ahorro Meta 100 que puso en marcha. García, contratado en marzo del año pasado, no tuvo tiempo de hacer grandes cosas. En todo caso González-Robatto ya explicó a FARO que el nuevo rumbo de Pescanova sería competencia del CEO. De Ignacio González.
Precedente
El único precedente de un consejero delegado en Pescanova es Alfonso Paz-Andrade, quien llegó a la multinacional por empeño del fundador, José Fernández, y complicidad de su padre, Valentín Paz Andrade. Dejó Pescanova en 2007 públicamente enemistado con Manuel Fernández de Sousa y tras la decisión de este último de llevar a Mira la mayor planta de rodaballo del mundo al no poder plantarla en Cabo Touriñán. A partir de ahí Fernández de Sousa asumió un poder prácticamente autárquico en la empresa hasta su caída en desgracia y dimisión, el 17 de julio de 2013. Ignacio González asume así un rol que conlleva una estructura piramidal en el grupo por primera vez tras la marcha de Sousa, que estuvo más de tres décadas en la presidencia.
