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Las consecuencias de la política monetaria expansiva

Perjudicados y beneficiados por el BCE

Los mercados mantienen el descontento por unas medidas que juzgan tibias y Mario Draghi replica que hará lo que se precise pero sin supeditarse a los inversores

Las grandes bolsas europeas prosiguieron ayer su caída y el euro volvió a apreciarse frente al dólar por segundo día tras la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de intensificar su política monetaria expansiva por debajo de las expectativas y de lo que reclamaban los inversores y los analistas, quienes confiaban en una mayor inyección de recursos (y, sobre todo, más inmediata y contundente) para luchar contra la baja inflación y el crecimiento tibio del PIB y del empleo en la eurozona, dar más liquidez a la economía y reforzar la capacidad de respuesta ante el riesgo de contagio a Europa de una posible subida de los tipos de interés el día 16 en EE UU.

El presidente del BCE, Mario Draghi, que tiene que atemperar a su vez con los sectores más ortodoxos del eurobanco, que le vienen reclamando que se emprenda el camino inverso para el repliegue de la política monetaria expansiva, expresó ayer la disponibilidad de la institución que preside a hacer más si las circunstancias lo requieren ("No puede haber límites sobre lo lejos que estamos dispuestos a llegar en la utilización de nuestros instrumentos, dentro de nuestro mandato", dijo), pero esgrimió la independencia del eurobanco: su misión, dijo, "no es satisfacer las expectativas del mercado".

Las bolsas, a las que beneficiaría una mayor ofensiva de estímulos monetarios del BCE (se verían alentadas por tipos de mercado aún más bajos, más liquidez, menos competencia de la renta fija y mayor depreciación del euro) cedieron posiciones. El índice español Ibex 35 cayó el 0,14%. De las grandes plazas, sólo repuntó Milán. El euro, que debería haberse depreciado frente al dólar, volvió a apreciarse, aunque menos que la víspera: ganó el 0,33% hasta 1,0928 dólares.

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Las primas de riesgo de la periferia europea, que anteayer repuntaron en vez de bajar, se comportaron de forma desigual: la española cedió un punto básico de los seis que remontó la víspera.

Como un impuesto

La política monetaria expansiva no tienen efectos homogéneos para todos los sectores. Beneficia a los endeudados porque tiende a aumentar la inflación y reduce los tipos de interés, y perjudica a ahorradores y prestamistas, para los que actúa como un impuesto. En la medida en que supone una compra masiva de activos de riesgos y títulos de deuda por el banco central, entraña una colectivización de daños para el conjunto de la sociedad y una mutualización de posibles pérdidas, a lo que se oponen por ello con ardor los países más ortodoxos. Por el contrario, los estados más endeudados la apoyan porque les mengua la prima de riesgo y el interés de la deuda.

La expansión cuantitativa beneficia más a las rentas altas que a las bajas, y de hecho está contribuyendo a ampliar la desigualdad porque merma los ingresos de los depósitos de los pequeños ahorradores y revaloriza las bolsas, los títulos de deuda y otros activos, que son refugio de los grandes patrimonios.

En países como España, con gran parte de su población muy endeudada y con rebajas salariales significativas desde 2012, el efecto es benéfico para esos colectivos porque abarata los préstamos, pero tendría un efecto divergente si la expansión monetaria llegase alcanzar su objetivo: la inflación creada atenuaría el peso de la deuda aunque restaría poder adquisitivo, salvo que se actualizasen los salarios.

Los tenedores de bonos públicos o privados emitidos con anterioridad se aprovechan de la revalorización por las compras del BCE: pueden desprenderse de los títulos con plusvalías o retenerlos hasta su vencimiento cobrando el interés de emisión, mayor al del mercado. Pero quienes toman posiciones ahora, con la rentabilidad muy baja y los precios altos, asumen el riesgo de que el mercado se dé la vuelta cuando el BCE suspenda las compras: el precio caerá y la rentabilidad de los nuevos títulos será más alta que la de los que tengan en su cartera, lo que los depreciará.

Efecto positivo

Para las empresas, el efecto es positivo para las más endeudadas y puede ser inconveniente para las más solventes. A su vez, favorece mucho a las exportadoras (en la medida en que la acción expansiva del BCE deprecia el euro, que es uno de los fines buscados) y daña a las importadoras. Las que cotizan en Bolsa se favorecen de una mayor capitalización por el efecto impulso que suele ejercer sobre la renta variable la emisión de dinero y las bajadas de tipo de interés. Y su revalorización es adicionalmente un baluarte frente a posibles ataques hostiles, y más cuando lanzar una OPA se abarata desde el dólar o la libra por la pérdida de valor del euro.

La situación es de riesgo para muchos trabajadores porque la fuerte liquidez existente y el crédito barato, sumado a un exceso de capacidad productiva y a una baja demanda, lejos de favorecer la inversión productiva, conduce a impulsar las fusiones y adquisiciones (están en récord desde 2007) para comprar mercados, reducir sinergias y empleo redundante, y mejorar su rentabilidad.

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