A la cúpula de Abanca le esperaba, como ya ocurre en una veintena de las 700 oficinas de las que dispone la entidad, un gestor de bienvenida virtual para asesorarle sobre dónde podían realizar la operación por la que acudían a la sucursal y el empleado disponible. El suyo era, evidentemente, un simulacro para estrenar el nuevo modelo de atención al cliente que implantará el banco en los próximos tres años. La inversión, según detallaron ayer el vicepresidente, Juan Carlos Escotet, y el consejero delegado, Francisco Botas, asciende a 121 millones de euros y supone "un cambio radical" a la altura incluso de la transformación del antiguo NCG en lo que hoy es el holding de cabecera en España para Banesco. "Un paso crucial", reiteraba Escotet en la visita a la oficina coruñesa en la que se estrena oficialmente el formato de sucursal "de vanguardia orientada a la oficina cero papel" como un ejemplo más del proyecto de futuro que defiende para sí misma Abanca. Por eso su máximo accionista repite el mensaje que dejó caer ya a principios de año, cuando se levantaron los primeros rumores de una posible segunda ronda de fusiones en el sector financiero español. Si la hay, y Escotet cree que es probable, se ven "como consolidadores y no como consolidables". Lo que equivale a ser el líder de una operación y no ser absorbidos.

"Todo indica que eso puede ocurrir", señala el vicepresidente de Abanca sobre la nueva oleada de integraciones. A la primera entidad gallega se le coloca en las quinielas por su tamaño mediano. Pero Escotet huye de "la obsesión por los grandes tamaños". No tiene prisa tampoco. "La holgura patrimonial y el índice de solvencia cercano al 16% a final de año permite perfectamente poder analizar cualquier opción que sea absolutamente complementaria", asegura Juan Carlos Escotet, que destaca el "modelo ganador, de negocio rentable" de la entidad. "Los resultados no permiten estar preparados para analizar las mejores opciones que puedan surgir", señala. "Si en el camino hay oportunidades -añade-, las analizaremos".

Tras un proceso de análisis que se alargó más de siete meses, Abanca lanza un nuevo concepto de oficina que implica también un giro en la filosofía hacia el cliente, al que se le quiere atender "con más tiempo" y de una forma "cercana e inteligente". Los locales son "mucho más abiertos, más cómodos y con un fuerte componente tecnológico" y están separados en zona de caja y de asesoramiento. Los trabajadores llevarán tabletas para poder operar en cualquier rincón de la oficina. "Este modelo innovador es una apuesta estratégica equivalente a cualquier otro de los hitos de la creación de Abanca", resume Escotet.