Cuatro días antes del "límite improrrogable" fijado en el convenio de acreedores (el 30 de noviembre), la banca asume hoy formalmente el control del tercer mayor grupo pesquero de Europa, reconvertido a la fuerza en una sociedad limitada: Nueva Pescanova. Solo las noruegas Marine Harvest y Austevoll Seafood superan al grupo con sede en Chapela en volumen de ingresos, que prevé cerrar 2015 con una facturación superior a los 1.000 millones de euros. Según el balance de fusión a 30 de junio auditado por Ernst&Young, el valor contable de las empresas participadas por el grupo asciende a 123,969 millones de euros. Como avanzó FARO, el representante del núcleo duro de la banca acreedora (G7), Jacobo González-Robatto, asumirá de forma interina el cargo de administrador único de la sociedad en reemplazo de César Mata.

Las filiales con un mayor valor contable neto son Novapesca Trading, Pescafina, Frinova, Bajamar Séptima, Pescanova Portugal (no la piscifactoría), Eiranova Fisheries y Pescanova Italia (que tiene barcos fletados en Namibia). Las que menos, Frivipesca Chapela, Camanica (Nicaragua), Hasenosa, Pescafresca, Pescafresca y Pescanova France. En el momento de elaborar el informe, la filial argentina, Argenova, no había salido todavía del concurso de acreedores, por lo que se presume que el valor total de las participadas de Nueva Pescanova será mayor. Solo Argenova ha reducido en 44 millones de euros la deuda total del grupo -que ronda los 940 millones- tras la homologación judicial del convenio de acreedores, del que informó este periódico en exclusiva.

La asamblea extraordinaria de este mediodía hará oficial asimismo el reparto accionarial del holding pesquero. Al margen del 20% que mantendrá la vieja Pescanova -que no aportó capital-, el G7 será el titular de más del 62% de las acciones. Entre los accionistas se han colado dos invitados extra que accedieron a Nueva Pescanova gracias a la compra masiva -y barata- de deuda del grupo. Uno es el banco HSBC, que tendrá el 8,93% del capital social. El otro es SVP Capital, un fondo buitre que aparece en el accionariado bajo el nombre de Purple Ruby SARL. Tiene el 5,84%. "No habrá muchas novedades, al margen de que los viejos accionistas continúen defendiendo su postura y urjan la vuelta a Bolsa de sus títulos", explica un inversor.

La preocupación

En tanto los accionistas de la vieja Pescanova rechazaron aportar dinero para hacerse con el 20% del grupo -tenían que aportar 6,92 millones-, Nueva Pescanova arranca con un capital social de 12,18 millones de euros, una cantidad escasa que podría forzar a la banca a llevar a cabo una nueva ampliación en los primeros meses de 2016. Gran parte de la misma sería mediante canje de deuda, pero también con aportaciones dinerarias que minorarían la necesidad de echar mano del crédito supersénior ya negociado con el G7. Con un tipo de interés del 15%, conlleva un recargo de 2,4 euros por cada euro que necesite la compañía. Si Nueva Pescanova quisiese financiar con este crédito la construcción de un arrastrero de 70 millones, por ejemplo, el dinero a devolver a las entidades ascendería a 168 millones, además del interés devengado cada año.

Según inversores internacionales consultados por FARO, entre los miembros del G7 hay "preocupación" sobre el elevado coste de este crédito porque ahora los bancos no solo son acreedores de la multinacional, sino también sus propietarios. Por eso el recurso a una ampliación de capital -que diluiría otra vez a los antiguos accionistas de Pescanova SA- sería una estrategia menos agresiva y más barata. Hasta la fecha el grupo ya ha cancelado una deuda de 45 millones de euros de las subsidiarias y ha liberado los 118 millones que había provisionado por si las filiales españolas entraban en quiebra. Tanto la marca Pescanova como la sede central siguen hipotecadas, con el Sabadell como máximo titular (20,7925%).