Los líderes de las potencias del G20 avanzaron ayer en importantes reformas financieras y fiscales, pero, a pesar de reconocer que el calentamiento global es uno de los mayores desafíos de la humanidad, hubo profundas divisiones a poco de la crucial cumbre del clima en París.

Tanto a la hora de aprobar las reformas económicas como para pactar una posición común contra el cambio climático, el G20 es un foro fundamental, dado que sus países suman el 85% de la economía y el 65% de la población del planeta.

Las reformas aprobadas ayer favorecen la transparencia fiscal y pretenden dificultar la ingeniería impositiva de las grandes compañías, mientras que la regulación bancaria se ha diseñado para evitar futuros rescates de la gran banca con dinero público.

Los líderes del G20 reconocieron que el crecimiento mundial está por debajo de las expectativas y advirtieron de "riesgos e incertidumbres" en los mercados financieros, así como sobre "desafíos geopolíticos" que amenazan a la economía.

El G20 sigue comprometido a impulsar el crecimiento económico mundial, que este mes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) redujo para este año al 2,9 por ciento desde el 3,3 por ciento previsto hasta ahora.