Confiar los movimientos de un gigante a una sola carta es un arma de doble filo por más que el titán sea China y que el engranaje sean las exportaciones. Y, sobre todo, cuando el comercio mundial está en pleno estancamiento. Por eso la decisión de la maquinaria institucional y monetaria china -que no se caracteriza por su dinamismo- de devaluar su moneda en agosto provocó un terremoto bursátil y puso en alerta al mundo. ¿Serviría para rescatar a China de su parálisis? Y, sobre todo, ¿podría una economía como la gallega hacer frente sin secuelas a una devaluación del 4,6% del yuan, ejecutada en los primeros días de agosto? Los datos son rotundos. China no ha logrado frenar la caída en picado de sus exportaciones, pero Galicia ha amortiguado esta guerra de divisas con buena nota.
Entre enero y agosto de este año las exportaciones desde la comunidad a China han crecido un 29%, hasta los 140,75 millones de euros, según los datos de Aduanas. En el mismo periodo del ejercicio anterior las ventas al gigante asiático no alcanzaron los 110 millones de euros. Si solo se observan los datos de agosto, cuando se llevó a cabo una triple devaluación del yuan, los resultados también son positivos. Las ventas en 2015 superaron los 16,5 millones de euros, principalmente gracias a los productos derivados de la pesca, la automoción y el textil. En agosto de 2014 ascendieron a 13,9 millones, con lo que solo durante este mes del año en curso las exportaciones se incrementaron un 18,7%.
Del lado inverso el revés monetario chino también dio sus resultados, pero éstos fueron mucho menos significativos. Tomando solo agosto como referencia, y frente a un crecimiento de las exportaciones gallegas de ese 18,7%, las importaciones desde China a Galicia apenas medraron un 8,6%, menos de la mitad que las exportaciones gallegas. De hecho los medios especializados aseguran que, lejos de haber resuelto el problema, uno de los pulmones mundiales de la industria manufacturera -más barata y competitiva- continúa mostrando signos de debilidad. "Las exportaciones chinas siguen afrontando vientos en contra estructurales", diagnosticó el responsable de Asia-Pacífico del IHS Global Insight, Rajiv Biswas. En octubre sus ventas al exterior sumaron una caída más, la cuarta consecutiva, del 3,6%. En septiembre también sumaron números rojos del 1,1%. La devaluación del yuan frente al dólar no ha servido para frenar la sangría, sobre todo porque los países emergentes, de los que se alimentó la industria china durante los últimos años para crecer de forma exponencial, han rebajado su consumo.
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Desde enero hasta agosto -último mes del que se disponen datos desglosados- fue el textil el que más exportó mercancía a China desde Galicia, con productos por valor de más de 47 millones de euros. El efecto Inditex elevó las ventas de este sector un 17%, aunque sigue siendo la provincia de Pontevedra la más competitiva a nivel exterior. De los 140,75 millones que se facturaron en China en los ocho primeros meses del año, 74,1 (el 52,6%) se facturaron en empresas pontevedresas. Y en este caso marcaron la diferencia tanto el sector pesquero, cada vez menos dependiente del mercado nacional y comunitario, como el de la automoción y la industria de componentes de Vigo y su área.
Las ventas de la pesca en China alcanzaron los 22,6 millones hasta agosto, un 19% más que el año pasado. Las del motor -pilotadas por la factoría de PSA Peugeot Citroën- superaron los 18,5 millones, un 68,2% más que en el mismo periodo de 2014. El único sector relevante que se vio penalizado por una caída de sus ventas en China fue el de productos metálicos, que facturó 11,2 millones en el país asiático hasta el pasado agosto, por los 14,8 millones del ejercicio anterior. Las importaciones desde China en el mismo periodo también crecieron, pero cinco puntos menos que las exportaciones.
