La canciller alemana Angela Merkel aseguró ayer que el concepto "Hecho en Alemania" no ha resultado afectado por el escándalo de los motores del gigante automovilístico germano Volkswagen, pero ha exigido a la compañía que resuelva esta crisis de la forma más transparente posible.

Seis emanas después de que el mayor fabricante de coches europeo admitiera el uso de un software que adulteraba las pruebas de emisiones de diésel en EE UU, Volkswagen actúa bajo presión para identificar a los responsables, reparar hasta 11 millones de automóviles afectados y convencer a los reguladores, inversores y clientes de que puede volver a recuperar su antiguo estatus de fiabilidad.

"Mucho va a depender de cómo Volkswagen trata el asunto", reconoció Merkel, quien solicitó que la empresa actúe con nitidez y cambie su estructura organizativa para que nada parecido pueda volver a suceder. "Creo que Volkswagen está trabajando en eso con toda su energía", afirmó la canciller.