La economía española creció el 0,8 % entre julio y septiembre, dos décimas menos que entre abril y junio, aunque la tasa anual avanzó el 3,4 %. La ralentización en la tasa trimestral concuerda con las predicciones de distintos servicios de estudios y organizaciones internacionales, que han pronosticado una moderación en la expansión del producto interior bruto (PIB) nacional durante la segunda mitad del año, en parte por la desaceleración económica global asociada a la situación de China y a los problemas de las economías emergentes.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó ayer el indicador adelantado del PIB, aunque hasta fines de noviembre no se dispondrá de información oficial desagregada para explicar por qué el crecimiento ha perdido cierto empuje. El país sigue creciendo apoyado fundamentalmente en la demanda interna (consumo e inversión), según el Banco de España. Su análisis indica que el gasto de los hogares habrían avanzado de una manera menos intensa que durante el segundo trimestre. La entidad también ha recogido en su boletín económico que en los meses de julio y agosto se interrumpió la trayectoria ascendente del indicador de confianza de los consumidores, ante las peores perspectivas de paro y la evolución económica general. Camino de las elecciones generales, el propio Banco de España dice ver riesgos en el ámbito interno derivados de la incertidumbre acerca del curso que tomarán las políticas económicas después del 20 de diciembre.

Observatorios como el servicio de estudios del BBVA también han sacado a colación el factor de la incertidumbre política. No obstante, los indicadores de coyuntura de los tres últimos meses sugieren también que la actividad industrial y las exportaciones habrían perdido algún impulso por el contexto económico global y el impacto en el comercio mundial de la desaceleración en China o de los problemas que atraviesan otras economías emergentes.

Las estimaciones de BBVA Research señalan que, a pesar del menor dinamismo trimestral, la actividad habría vuelto a encontrar su soporte en la demanda doméstica, principalmente en la privada.