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El desafío del trimarán de Magallanes

Cardama proseguirá en el agua la construcción del sistema que buscará energía a través de las mareas tras un difícil proceso de botadura

El trimarán de Magallanes sobre la plataforma en Cardama. // R. Grobas

Astilleros Cardama cambia de fecha y finalmente botará mañana el trimarán de Magallanes Renovables. El aparato con el que la firma buscará conseguir energía a través de la fuerza de las mareas tocará agua para proseguir su construcción por dentro. Sin embargo, su botadura no es una más, sino que se trata de un desafío por la exclusividad del sistema ideado en Redondela.

El trimarán, de unas 400 toneladas de peso, reposa sobre dos flotadores creados especialmente para el proceso, que fue una de la primeras estructuras que se dieron a conocer. Con una altura de unos 25 metros (contando las palas que, por el momento, no están instaladas), el trimarán se deslizará hacia el agua a través de dos vías (en lugar de una), con lo que tendrán que ir controlando poco a poco la estabilidad. La idea que tienen en el astillero es que se desplace a tres o cuatro metros por minuto.

Una vez en el agua, y sacando alguna barandilla que falte por instalar, la construcción se centrará en el interior. Cardama ya dispone de todas las piezas para hacer funcionar esta "batea con un molino invertido" en cuyo montaje llevan trabajando más de seis meses. De ellos, los dos últimos sirvieron para preparar el trimarán para esta botadura, según fuentes del astillero.

Una vez finalizado el trimarán, que se espera esté completo para marzo, tan solo habrá que instalar las palas para realizar las primeras pruebas, previstas para el próximo año en el Centro Europeo de Energías Marinas (EMEC, en sus siglas en inglés). Antes, y tal y como avanzó FARO, los responsables del proyecto viajarán a Londres los días 23, 24 y 25 de noviembre para asistir a la International Tidal Energy Summit (ITES), el mayor congreso del mundo del sector. Allí expondrán las ventajas de su tecnología, centradas en el ahorro de medios a la hora de realizar reparaciones, la principal baza con la que cuenta el sistema de Magallanes.

El proceso de botadura, además, significará que la grada quedará vacía para los futuros proyectos del astillero. Por lo pronto, la idea es ocuparla con barcos para su reparación, aunque serán los futuros contratos que maneja Cardama -los anunciados ya este año de un remolcador para Mozambique, un buque multipropósito para Senegal, otro para Irak o un ferri para Angola- los protagonistas de este espacio.

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