El magnate mexicano Carlos Slim fue ayer una de las atracciones del congreso y su coloquio junto al presidente de Telefónica, César Alierta, -"competidores pero también amigos"- sobre "El regalo de la experiencia" no defraudó. El cuarto hombre más rico del mundo aseguró que la crisis actual "no es una época de cambios sino un cambio de época" y aportó algunas recetas para afrontar las dificultades económicas actuales y futuras.

"La única forma de combatir la pobreza es crear empleo. Hay que hacer cambios para evolucionar y uno de ellos debería ser reducir la jornada semanal para que pueda trabajar más gente y alargar la vida laboral hasta los 70 o 75 años para que el sistema [de pensiones y salud] sea sostenible", apuntó Slim durante su intervención. El presidente de la firma de telecomunicaciones América Móvil defendió la importancia de formar "equipos humanos" en las empresas que se identifiquen con ellas y con sus "principios y valores", algo que, dijo, permitirá a esas compañías afrontar "cualquier reto o problema" que se les presente. "También tenemos la obligación de invertir y reinvertir los beneficios en las empresas. Mi padre decía que el dinero que se retira de ellas se evapora", relató Slim, que apuntó a su figura paterna como su referente y determinante en la definición de su actitud como empresario. "La austeridad en el día a día es vital para que cuando llegan las vacas flacas los recortes sean menos intensos", añadió.

Entrega total

Por su parte, Isidre Fainé acudió como presidente de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), y no tanto como el de CaixaBank. Por eso su intervención fue más parecida a la de un coach que a la de un alto ejecutivo de banca.

De lo económico se limitó a destacar que hay "bases sólidas" para la recuperación y que la asignatura pendiente de la economía española es y seguirá siendo el paro. Ante ese panorama, en el que España, dijo, tiene abiertas, muchas oportunidades, Fainé ve posibilidades de éxito si los directivos ejercen el liderazgo "con alma", lo que tradujo en una "entrega total de vosotros mismos" para generar "confianza, estabilidad, respeto y esperanza".

El también presidente de CaixaBank advirtió al auditorio que el ejecutivo de hoy se enfrenta a un paradigma en el que cada minuto recibe una ingente cantidad de información, afronta un entorno de permanente cambio cuyo ritmo no deja de acelerarse e interactúa y hace negocios con personas de "perfiles, entornos y culturas" distintos a los propios. Y su diagnóstico no pudo ser más tajante: quien no afronte esa realidad con una actitud abierta y activa se verá confundido, desbordado y paralizado.

La receta de Fainé para afrontar ese entorno y las cualidades que deberá tener el directivo es contar con una mente disciplinada, que analiza y madura las decisiones y espera el momento oportuno para actuar, tener clara la jerarquía de necesidades y ser creativo e inconformista para desarrollar enfoques nuevos. El directivo modelo debe ser además respetuoso para entender la diversidad de sus colaboradores y ético, con compromiso y responsabilidad con los demás, pero también motivar y lograr que sus equipos se impliquen para que puedan liberar su potencial.

"El modelo que defiendo -dijo- no es manipulador ni coactivo, sino que atiende a la naturaleza del ser humano y sabe sacar lo mejor de cada uno". Pero además de todas estas cualidades, el ejecutivo llamado a triunfar, según Fainé, es aquel suficientemente modesto para "aprender de los demás" y que tiene unos valores que sean coherentes con los de su empresa. "Así como ganarse la autoridad puede ser un proceso largo, ésta se puede perder fácilmente si se usa incorrectamente y ocurre en al menos cuatro casos; cuando no se da una explicación clara o entendible; cuando no se hace un uso justo del poder; cuando se hace un uso inútil del poder; o cuando no se hace uso del poder en los momentos en que éste debiera ejercerse", advirtió.