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El consejo descarta la liquidación de Pescanova y reclama una junta "sin miedo"

La propuesta de los minoritarios para la asamblea del martes "ha devuelto la ilusión" a los socios

Instalaciones de Pescanova en Chapela. // Ricardo Grobas

El consejo de administración de Pescanova ha demostrado que sabe hacer malabarismos en el silencio mediático. En los algo más de dos años que Alejandro Legarda o Fernando Herce llevan en el cargo (son los dos miembros más experimentados), estos nunca han hablado en público pese a la superación de los concursos de la matriz y las filiales o el divorcio contencioso con la banca acreedora. Pero esta semana la estrategia cambiado en las formas: han decidido pronunciarse ante los medios pero, ahora bien, sin dejar de jugar al equilibrismo con las palabras. El consejo, que representa a los 9.030 accionistas del grupo pesquero, descarta "de plano" que la compañía fundada en 1960 galope hacia un escenario de liquidación y reclama una participación "masiva" en la junta extraordinaria del martes 29. Aseguran que no piden el voto para ninguna de las dos propuestas (la abanderada por la banca y un grupo de un centenar de socios) e inciden en que "las dos" son legales. Esto es, respaldan la de los accionistas. "Que haya una junta sin miedo, que la gente vote en libertad y que Pescanova se salve". Sin amenazas de liquidación mediante aunque, como dicen, sin "ningún acercamiento" con los bancos.

"En Pescanova el negocio no ha ido mal, no estamos hablando de una compañía que no esté a corriente de pago", aseguran los consejeros en una reunión mantenida con FARO en Madrid. Este argumento les sirve, como inciden, en que la sociedad "no se puede liquidar". "No hay precedente de que un juez haya aprobado la liquidación de una compañía por la interpretación de un convenio y sin que se cambien las quitas o plazos de pago". En tanto la disolución de Pescanova no interesa a los socios y la banca, ¿cuál es el problema? El dinero. El G7 (Sabadell, Popular, Abanca, Bankia, BBVA, CaixaBank y UBI Banca) pide que se cumplan los convenios de las filiales y que los accionistas tengan que desembolsar 7,32 millones de euros si quieren hacerse con el 20% de Nueva Pescanova SL. Los accionistas (y el consejo) reclaman no tener que poner dinero adicional para quedarse con ese pedazo de una firma que este año "venderá más" que en 2014, por encima de los 1.000 millones de euros. "Para nosotros es un sentido de la justicia distributiva", defienden.

¿Creen que algún acreedor pedirá la liquidación de Pescanova si prospera la propuesta del 20%? "No". ¿Creen que el G7 cerrará el grifo de la financiación si se aprueba esta opción alternativa? "No". El consejo está "convencido" que no es posible tumbar al gigante de Chapela a estas alturas "ni por motivos económicos, ni sociales" o incluso políticos, con las generales en la puerta y las autonómicas haciendo camino. "Nosotros le dimos para adelante a la propuesta de los minoritarios porque nuestros asesores nos dijeron que no había problema legal", exhorta uno de los consejeros (ninguno quiere ser identificado con su nombre). "Y ya es un tema de sentido común, no nos entra en la cabeza" porque el hecho de que los accionistas no paguen esos 7,32 millones a cambio de tomar el 20% de Pescanova "no supone un perjuicio" para los acreedores.

Con "ilusión"

De forma abierta y pública el consejo no puede pedir el voto para la propuesta alternativa (la que no es de la banca) aunque sea casi la misma que trataron de incluir en la orden del día de la asamblea y terminaron retirando por temor, precisamente, a abrir la espita de demandas de liquidación. "Somos los padres del convenio de la matriz", asumen, que ya preveía que la vieja Pescanova quedaría con un 5% del futuro holding pesquero. Lo que no ocultan es que "con la propuesta del 20%" en la orden del día "se ha recuperado la ilusión" de los accionistas a la hora de participar en la asamblea. A la última junta acudió menos del 50% del capital social; hoy llegan a Chapela "entre 70 y 80" votos. "Tenemos una responsabilidad tremenda".

El consejo sabe que, sin movilización, los pequeños accionistas no participarán y el 85% de ellos son inversores domésticos que han dado por perdidos sus ahorros. Los fondos o socios potentes como Carolina Masaveu, Broadbill Investment Partners o Iberfomento no, pero solos no pueden citar al ejército de ahorradores atrapados en las trampas contables de Pescanova. Sus títulos llegaron a cotizar por encima de los 30 euros y hoy cuestan lo que se pague por ellos. A voluntad.

"Una junta tan importante como esta con poca participación no tendría legitimidad", expone otro consejero. "Estoy seguro que nos iremos para casa el día 29 con Pescanova reestructurada de arriba abajo". A partir de ahí los acreedores tendrán un mes para apuntarse en la lista de futuros accionistas. "Será cuando nosotros [en referencia al consejo] nos quitemos la presión", que pasará a una banca que se mirará al espejo y se verá como socia y acreedora de la misma empresa y al mismo tiempo.

¿Y el G7? Los consejeros no quieren levantar espadas contra la banca, o al menos no hacerlas sonar mucho. "Lo que importa es la junta". Eso sí, bajo las buenas palabras subyacen gestos y frases de meses de desencuentros. "Nos han dejado hacer solos la travesía del desierto con Pescanova durante dos años", condenan. Desde la banca acreedora inciden, por su parte, en que "lo único que motiva al consejo son las ganas de quedarse el 20% de una empresa gratis" y creen que apoyar la propuesta alternativa es un riesgo evitable. "Cualquier acreedor, por pequeño que sea, podría pedir la liquidación por incumplimiento de convenio".

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