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Los retos tecnológicos del automóvil

La automoción gallega quiere subirse al vehículo sin conductor

Las empresas gallegas exploran de la mano de PSA y del Centro Tecnológico de Automoción los avances de la conducción automatizada, que se postulan como uno de los pilares del renacimiento industrial del sector

Un prototipo del CTAG testando el asistente de frenado automático de emergencia. // M.G. Brea

Galicia quiere jugar un papel destacado en la carrera por el coche autónomo. La industria automovilística de la comunidad, de la mano del grupo francés PSA Peugeot Citroën, que tiene en Vigo su mayor planta de coches de Europa, y del Centro Tecnológico de la Automoción de Galicia (CTAG), ha comenzado a explorar los avances de la conducción automatizada, tecnología que según coinciden la mayoría de analistas del sector, desempeñará un papel crucial en el renacimiento industrial europeo. Algunos estudios cifran hasta en medio billón de euros el negocio que moverán los vehículos autónomos en el horizonte de 2035.

En la carrera por el coche autónomo participan desde los fabricantes de automóviles y componentes hasta gigantes tecnológicos y de electrónica de gran consumo como Google o Apple. Pero, ¿qué es un coche autónomo? Los sistemas de conducción automatizada son una combinación de tecnologías que facilitan al usuario ceder el control del vehículo en situaciones determinadas como la circulación por tramos de autopista, en retenciones de tráfico o maniobras de estacionamiento. En la actualidad, los niveles de automatización son básicos (frenado de emergencia, asistentes de aparcamiento, control de crucero adaptativo, etc.), pero se estima que en 2030 los coches ya serán capaces de circular sin la interacción del conductor.

Los beneficios sociales y económicos del coche autónomo son más que evidentes para la industria. El presidente de PSA Peugeot Citroën, Carlos Tavares, explicó esta misma semana en el Salón del Automóvil de Frankfurt que la conducción automatizada mejorará "enormemente" la seguridad vial, ya que la tecnología prevendrá y evitará accidentes (colisiones, atropellos, salidas de vía), y aportará un plus de calidad a las horas que conductor y acompañantes pasan en el interior del vehículo. "Ganaremos en calidad de vida profesional y familiar", reconocía Tavares. "Si combinamos ambas ventajas, mayor seguridad y tiempo de calidad, uno puede imaginarse que el coche autónomo será un éxito", apuntó.

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Desde el punto de vista económico, la conducción automatizada puede contribuir al renacimiento industrial europeo, con la creación de nuevos puestos de trabajo especializados en toda la cadena de valor de la automoción. La propia Unión Europea (UE), dentro de su plan para reindustrializar la eurozona y elevar el peso de la industria en el PIB comunitario del 16% actual al 20% en 2020, apuesta sin ambages por el automóvil, y dentro del sector, por la conducción automatizada y el coche conectado, alentando a las tecnológicas a formar un frente común con la industria de las cuatro ruedas.

El salón de Frankfurt ha servido como escaparate para las últimas novedades en conectividad y conducción automatizada. De hecho, de las 219 novedades mundiales presentadas en la 66 edición del certamen, la mayoría guardan relación con este tipo de tecnologías. Y fue también el escenario elegido por el patrón de PSA para anunciar que la multinacional automovilística lanzará en 2020 sus primeros vehículos autónomos con sello. PSA fue el primer fabricante en obtener permiso de las autoridades francesas para aplicar estas nuevas tecnologías en carreteras convencionales. Los test comenzaron el pasado mes de julio y se prolongarán durante 18 meses en el periférico de París y en diversas vías rápidas que llegan hasta Burdeos y Rennes.

Los vehículos elegidos para las pruebas son cuatro Citroën Grand C4 Picasso fabricados en la planta de Vigo, equipados con todo tipo de sensores, radares, sistemas láser y de comunicación, cámaras y dispositivos de ultrasonidos para monitorizar en tiempo real todo lo que sucede a su alrededor y adaptar la conducción a las circunstancias. En cada coche viajan dos ingenieros para examinar el funcionamiento de los equipos, en particular una cartografía con los datos registrados de la ruta y unos detectores láser y radar para recibir información en tiempo real sobre la carretera y el tráfico. El propio Tavares ha testado uno de estos prototipos en las proximidades de Vélizy, donde PSA tiene su principal centro de investigación.

Conexión gallega

A los cuatro primeros prototipos ya se han sumado otras dos unidades, que recorrerán unos 2.000 kilómetros de carreteras. Después comenzará una segunda fase de pruebas a gran escala por todo el país. Galicia participa en este proyecto pionero con el CTAG, a través del programa Mobile Lab, suscrito el año pasado con la dirección de Investigación, Innovación y Tecnologías Avanzadas de PSA Peugeot Citroën. La aportación gallega en el proyecto se centra en el campo del HMI (siglas en inglés de Human Machine Interface), en cómo interactúa el conductor con el vehículo en los diferentes escenarios de conducción automatizada (por ejemplo, a través de enlaces multimedia: imágenes, sonidos, vibraciones, etc.). Los complejos de investigación del grupo PSA en Vélizy y Sochaux (Francia), por su parte, se han encargado del desarrollo de los sistemas de asistencia avanzada a la conducción (ADAS & AD).

El CTAG lleva años innovando en el campo de la conducción automatizada, y algunos de los avances en los que ha trabajado ya se encuentran en el mercado, como el control de crucero adaptativo (ACC), el frenado de emergencia (AEB) o los sistemas de ayuda al estacionamiento (Park Assist). Y otros se están probando en los prototipos que ha configurado PSA, como el Traffic Jam Assist, con el que el vehículo se mueve de forma autónoma en retenciones y atascos; el asistente para intersecciones (Intersection Assistance) que detecta de la presencia de otros coches antes de entrar en un cruce y la conducción autónoma en tramos de autopista, entre otros.

Los plazos que maneja el sector para la llegada de esta tecnología a la carretera difieren entre fabricantes, aunque los primeros ejemplos se verán ya a partir del bienio 2017-2018. PSA se ha marcado como fecha límite el año 2020. "A partir de la próxima generación del Peugeot 508, o en todo caso, a partir de 2020, los vehículos de PSA a la venta tendrán esta tecnología", anunció Tavares esta semana. En Alemania, por ejemplo, ya se ha reservado una autovía exclusivamente para probar este tipo de coches, la A-9, en un tramo que va entre Múnich y Núremberg, en el que se invertirán 25 millones de euros para dotarlo de sensores.

El mayor escollo al que se enfrenta el coche autónomo no es tecnológico, sino legal. No existe hoy ninguna legislación adaptada a esta tecnología, aunque en algunos países empiezan a registrarse avances. Entre las normas estatales e internacionales que se tendrían que revisar para que estos vehículos pudieran circular por las carreteras estaría la Convención de Viena y el Reglamento General de Circulación español, que se centran en la definición de conductor, y, por otro lado, el RD 8/2004 sobre responsabilidad civil y seguros en la circulación de vehículos a motor.

El soporte de la alianza PSA-CTAG ha abierto la puerta a que las industrias de componentes y las telecos gallegas se aprovechen de un mercado que según estudios como el de la consultora AT Kearney generará un negocio anual de medio billón de euros dentro de veinte años.

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