Los tipos oficiales de interés seguirán en EE UU en el mínimo histórico del 0% al 0,25%. La Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, decidió ayer no subir las tasas oficiales de interés en el país y postergar así el esperado inicio del ajuste monetario. La decisión -con un solo voto en contra- se adoptó porque la inflación aún sigue baja en EE UU y, sobre todo, por los inquietantes "acontecimientos económicos y financieros globales", en referencia a China y a otras grandes economías con problemas. Yanet Yellen, la presidenta de la FED, expresó su "preocupación" por la ralentización económica en China, que podría ser mayor de la esperada por el ajuste de su modelo económico, y por la "capacidad" de Pekín para manejarlo.

La mayoría la FED (todos sus miembros menos cuatro) mantuvieron el objetivo de inciar la subida de las tasas de interés en EE UU este año, probablemente a finales, aunque no descartaron que pueda ocurrir en octubre.

En la decisión de anoche fueron determinantes la ralentización global, la desaceleración de China y el temor a un estallido de sus "burbujas", la recesión en Rusia, Canadá, Brasil, Japón y otras grandes economías, el impacto de la caída de precios de las materias primas sobre muchos países emergentes y algunos avanzados también productores de materias básica, la apreciación del dólar y, como consecuencia de todo lo anterior, la baja tasa de inflación global.

Ante este escenario complejo e inquietante, la FED estaba en la disyuntiva de demorar la subida de tipos -como hizo- u optar por una subida testimonial para, sin dañar las expectativas globales, marcar su propio camino y, de acuerdo con su estatuto, confirmar por una parte su independencia en política monetaria y, por otro, esbozar el cambio de rumbo, con la vuelta inicipiente hacia la normalidad monetaria en conformidad con la mejora de la economía de su propia país.

Al final, y aunque la economía de EE UU continúa su expansión a "un ritmo moderado", la Fed, con un solo voto en contra (el de Jeffrey Lacker, presidente de la Reserva Federal de Richmond, quien solicitó una subida ya de 0,25 puntos porcentuales), se decantó por el mantenimiento de los tipos en los niveles ínfimos que están vigentes en el país desde diciembre de 2008, a la vista, dijo la Reserva Federal, de "los acontecimientos mundiales económicos y financieros", que "pueden frenar de algún modo", señaló, "la actividad económica y probablemente presionen más a la baja la inflación a corto plazo".

Este pronunciamiento del comité de la FED fue interpretado como una referencia inequívoca a la volatilidad y tensiones bursátiles y monetarias vividas por China en las últimas semanas, y que tuvieron su efecto sobre otras economías y divisas del área y sobre los mercados globales.

El movimiento de China, liberalizando en agosto el mecanismo de fijación del tipo de cambio de su moneda (el yuan), con su consiguiente triple depreciación, ha supuesto una presión adicional sobre la FED en la medida en que el movimiento apreció al dólar frente a la divisa china, y en tanto que ello pueda suponer una exportación de deflación a EE UU a través de los voluminosos flujos importadores desde China. Yellen admitió ayer que en la decisión también influyó la fuerte apreciación del dólar, que ha frenado las exportaciones norteamericanas.

La presidenta de la FED explicó que el grueso del comité se inclinó por empezar a subir los tipos de interés este año, probablemente a fines del ejercicio, aunque sin descartar la posibilidad, dijo Yellen, de que ocurra en la próxima reunión, en octubre. Dependerá, señaló, de que se logren más avances en el empleo en EE UU y de que obtenga una "certeza razonable" de que la inflación volverá a su objetivo del 2% en el medio plazo. Será entonces, indicó, el momento de emprender la normalización en la política monetaria.

Sólo cuatro miembros del órgano decisor abogaron por aplazar el primer repunte del precio oficial de los préstamos hasta más allá: tres abogaron por esperar a 2016 y uno reclamo aguardar a 2017. Sí hubo unanimidad en que los tipos no deben superar el 1% este año y en que a largo plazo las tasas deberán ascender hasta situarse entre el 3% y el 4%.

La Fed mejoró en dos décimas su previsión de crecimiento del producto interior bruto (PIB) de EE UU para este año (pasó del 1,9% al 2,1%), pero redujo su expectativas para 2016 (la bajó del 2,5% al 2,3%) y 2017 (la recortó desde el 2,3% al 2,2%).

La FED mejoró sus expectativas de recuperación del mercado laboral de EEUU (prevé que la tasa de paro acabe este año en el 5%, frente al 5,3%, y que en 2016 y 2017 se sitúe en el 4,8%) mientras que empeoró su estimación sobre el IPC: la inflación acabará este año más lejos aún de lo previsto del objetivo marcado del 2%, ya que su nueva previsión la sitúa en el 0,4%, frente al 0,7% de la anterior.

La decisión de postergar la primera subida de los tipos oficiales desde junio de 2006 fue saludada con un repunte de la Bolsa anoche en Wall Street, pero las explicaciones acabaron por hacer caer los índices (salvo el tecnológico Nasdaq), mientras el dólar reaccionó cediendo posiciones.