El consejo de administración de Pescanova, que posee plenas facultades para convocar la asamblea general de la multinacional, ha decidido no presentar una propuesta propia de cara a la trascendental junta de accionistas del mes que viene. Después de varios meses de desencuentros con los principales acreedores (el G7), la compañía ha decidido que solo se someterán a votación dos puntos: la reestructuración de la empresa y la ampliación de capital.

Como ha publicado FARO, en las últimas semanas el consejo rechazó que tuviera que consensuar con el G7 la orden del día del cónclave, tal y como había sostenido el representante de la banca, Jacobo González-Robatto, a este periódico. Desde la compañía aseguraban que la junta la convocaba la matriz, no las filiales, y que el contenido de los convenios de las subsidiarias no afectaba a la orden del día de la junta. Finalmente, "con el único fin de evitar cualquier eventual riesgo para la continuidad y permanencia del grupo Pescanova", el consejo entierra el hacha de guerra que había alzado contra el G7 y los socios votarán sobre el contenido de los convenios de las filiales.