Los precios bajan en España por noveno mes consecutivo al caer en marzo el 0,7% con respecto al mismo mes del año pasado. El peligro de deflación sigue presente a pesar de que en relación al mes anterior el IPC se incrementó el 0,6% a causa "principalmente de la subida de los carburantes", según destacó el Instituto Nacional de Estadística.

Con el retroceso interanual del 0,7% registrado en marzo ya son nueve los meses seguidos de cifras negativas y se supera el tiempo registrado en 2009, cuando se produjo otra tendencia deflacionista vinculada a la recesión. El fantasma de la caída sostenida y generalizada de precios, que puede generar un círculo vicioso (aplazamiento de compras ante la expectativa de nuevas bajadas, descenso del consumo, reducción del beneficio empresarial, recorte de empleo?) sigue presente. La Federación de Organizaciones de Profesionales, Autónomos y Emprendedores (OPA) advirtió ayer de que la deflación es un "temor real". Sin embargo, el catedrático de Fundamentos de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos, señaló que "la tasa negativa del IPC de los últimos nueve meses se debe principalmente a la bajada del precio del petróleo" y pronostica que la inflación se irá recuperando "poco a poco, en un contexto de crecimiento del PIB cercano al 3% para 2015 y de un consumo que se recupera".

La analista de Funcas María Jesús Fernández prevé que la tasa de IPC vaya aumentando de forma lenta hasta transformarse en positiva en los últimos meses del año. Además, augura que la inflación subyacente (que excluye los precios de la alimentación y la energía) crecerá poco a poco "lo que indicaría que las tensiones deflacionistas desaparecen". A su juicio, es imposible estar en deflación en un contexto en el que el consumo crece.

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Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Bangor University, aseguró que era esperable una moderación de la caída del IPC por el repunte de los carburantes. Destacó que el IPC negativo no se trata de deflación en el sentido de un "shock de demanda" que reduzca el consumo y la actividad, sino que es una situación "asumible" de precios a la baja en el corto plazo. Pero advirtió de que no es sostenible a largo plazo porque España es un país con elevada deuda y alto nivel de desempleo. Indicó que los costes reales de la deuda aumentan con los precios a la baja y recalcó que el desempleo no permite a gran parte de la población tener una renta disponible para aprovechar la coyuntura de precios.