Pocas magnitudes resumen la brutal expansión de Inditex desde que en 2000 inauguró su sede central en Arteixo como el crecimiento físico de sus cuarteles generales. Solo en los últimos quince años, su superficie se ha multiplicado por 43; de los 14.000 metros cuadrados que ocupaba hace 15 años a los más de 600.000 de hoy y aunque la nueva ampliación se hizo para as medras, es más que probable que quede superada en unos años. Con motivo de la presentación de sus resultados de 2014 -con un nuevo récord de beneficio de 2.500 millones- Inditex abrió sus puertas esta semana a un grupo de periodistas para explicar su modelo de negocio sobre el terreno.

GOA, el germen de lo que hoy es la multinacional, abrió la primera fábrica en Sabón en 1977 y a su alrededor creció un gigante que, sin embargo, solo acoge una parte, la más importante, de lo que es Inditex, la sede central del grupo, y las de Zara -incluido el negocio online- y Zara Home.

Pull&Bear tiene su sede en Narón y Massimo Dutti y Stradivarius -que fueron adquiridas por el grupo a terceros- están en Barcelona, junto con Bershka, Oysho y Uterqüe.

El grupo controla y ordena desde Arteixo la reposición de producto -dos veces por semana- de sus más de 6.000 tiendas de las ocho cadenas de moda y complementos que tiene en 88 países de los cinco continentes y el enorme punto de venta que es internet. Un trabajo ímprobo que solo en Arteixo desarrollan a un ritmo frenético casi 4.000 trabajadores de 140 nacionalidades diferentes entre quienes cada vez más la lengua oficial es el inglés. Muchos, aseguran los propios empleados, empezaron en tiendas.

El complejo incluye diez factorías que se aprovisionan de tejidos, cortan y hacen el acabado final. Éstas trabajan en colaboración con los proveedores textiles de proximidad, en Galicia y España, Portugal y Marruecos, que soportan el 55% de la producción y aquella que marca más la referencia de la moda. El 45% restante -camisetas y productos básicos siempre presentes en las tiendas- se fabrica en Asia.

El éxito del negocio basado en ofrecer moda de tendencia a precio asequible que se repone y actualiza dos veces por semana (antes y después del fin de semana) está más que contrastado y se basa en una maquinaria logística bien engrasada y una innovación permanente.

El reparto de las prendas que cada tienda pide empieza solo dos horas después de la solicitud y las plataformas logísticas que almacenan las prendas de cada cadena están listas para lanzar el envío solo ocho horas después. De allí a 6.569 destinos en un máximo de 48 horas.