La malograda piscifactoría que Manuel Fernández de Sousa intentó montar en Touriñán sigue creando polémica. La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo acaba de condenar a la Xunta de Galicia a indemnizar con 1.091.109 millón de euros a Insuiña, la filial acuícola de Pescanova que se dedica a la cría y engorde de rodaballo. El Gobierno gallego, tras conceder en 2005 autorización a Pescanova para la construcción de una planta de engorde de peces en Touriñán-Muxía, en 2006 suspendió el acuerdo por estar integrado el espacio donde iba a construirse la planta en la Red Natura 2000. "El Supremo rechaza los recursos tanto de la Xunta de Galicia como de la empresa, que reclamaba que se le abonasen más de 9 millones de euros al computarse el lucro cesante (el dinero dejado de ingresar) por no haberse podido construir la planta", informó el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.

La decisión que entonces adoptó la Xunta -con Emilio Pérez Touriño al frente- fue la razón por la cual Sousa, como presidente de Pescanova, decidió llevarse su megaproyecto acuícola a la localidad portuguesa de Mira. Allí construyó la piscifactoría de rodaballo más grande del mundo, inaugurada en 2009, y que nunca llegó a funcionar a pleno rendimiento. Ahora la planta de Mira, con una deuda que supera los 100 millones de euros, está apartada del plan de negocio de la multinacional de Chapela y busca comprador.