"En ningún país desarrollado se pierde una inversión porque el precio del suelo industrial sea desorbitado". Esto es lo que, como desveló ayer la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia (Asime) sufre la comunidad, especialmente en las áreas de Vigo y A Coruña. Su portavoz, Enrique Mallón, presentó ayer el informe del semestral del sector y no ahorró en calificativos a la hora de reclamar un "trabajo conjunto" y "planes de actuación agresivos" para revertir la "atonía" de un sector clave para la comunidad. "Si el metal gallego no tira, Galicia no va a tirar", exhortó Mallón, en referencia a la aportación que esta industria hace al Producto Interior Bruto (PIB) gallego, del 16% del total. Asime hizo hincapié en la "autoexigencia", no solo de las empresas y los interlocutores sociales, sino de la administración pública. "Pese a todo el esfuerzo realizado hasta ahora no se puede dar nada por hecho".

"Es posible mejorar, pero no con planes escritos solo sobre un papel", dijo Mallón, quien se afanó en defender de forma notoria la "competitividad" del sector de la automoción. "Debemos trabajar para ser más competitivos", apuntó, y confió en que "vengan los nuevos modelos para Galicia", en relación al proyecto de PSA de los nuevos vehículos industriales ligeros (conocido como el K9). Eso sí, defendió que "todo el trabajo que pueda llegar se deberá hacer, en la medida de lo posible, en Galicia". Sin denostar las políticas de internacionalización, que siempre ha abanderado Asime, en la patronal consideran que de nada sirve la consecución de nuevos modelos para la planta de Balaídos si no repercute en la industria de componentes. "Se puede hacer manteniendo las sinergias con Portugal, Marruecos o México, pero la actividad tiene que redundar en facturación" para las compañías asentadas en Galicia. "Las empresas no quieren marcharse a Portugal, no hablamos de un nacionalismo empresarial", expuso el portavoz de Asime. "Defendemos la internacionalización, pero la actividad tiene que seguir en Galicia".

Para ello es imprescindible, al margen de las políticas que emprendan las compañías privadas, la flexibilidad o la desregularización del precio del suelo industrial. "Es preciso adaptarse a los grandes proyectos", pero Galicia necesita un "plan de reindustrialización". Al margen del precio del suelo, Enrique Mallón lamentó el elevado coste energético que asumen las empresas, y requirió a la administración un plan para mejorar las instalaciones. "Por mal vistas que estén las subvenciones, es preciso invertir en maquinaria y equipos. Si no los tenemos no vamos a salir de esta situación, no podemos competir con maquinaria obsoleta".

Y es que, desde 2008, Galicia ha destruido 20.000 puestos de trabajo en el sector metalúrgico, amén de que en los últimos meses la demanda externa e interna han mostrado síntomas claros de caída o estancamiento. "Hace 30 años la industria representaba el 30% del PIB, y ahora estamos en el 16% en España", se lamentó Mallón. Pese a que desde Asime se constata una ligera mejoría en la financiación bancaria, ésta no se nota todavía en las pequeñas empresas. "Cualquier proyecto tiene un riesgo", explicó al referirse al poco riesgo asumido por las entidades. "Tenemos que atraer inversión", insistió, "y para eso debemos ser competitivos no solo con otras comunidades autónomas, sino a nivel mundial".