Navantia tiene pendientes de recuperar 312 millones de euros entregados en concepto de garantías en 2005 por el macrocontrato para la construcción de cuatro patrulleras y otros tantos buques de vigilancia para el Gobierno de Venezuela, según confirmó ayer la propia compañía pública, que aspira a rescatar la totalidad de los avales antes de fin de año pese a la ruptura de relaciones con su interlocutor en el país latinoamericano, la firma Rebazve.

Los avales, como en toda construcción naval, debían haberse liberado conforme se fueran alcanzando los hitos pactados y se fueran entregando los buques. A estas alturas, los astilleros públicos tendrían que haber recibido 241,8 millones de euros, correspondientes a las fianzas de los cuatro patrulleros y a los tres de los cuatro buques de vigilancia. Pero fuentes de Navantia citadas ayer por El País reconocieron que hasta ahora solo han recibido una pequeña cantidad. El último buque se termina por contrato en los astilleros venezolanos Dianca y al mismo están ligados 39,3 millones, más un suplemento de otros 30,6 millones.

La empresa aseguró ayer que se está trabajando en las actas de fin de garantía para reducir el número de avales vivos, y la previsión es "reducirlos de forma que a final de este año sólo queden los referidos al último buque botado en Dianca". Navantia había roto relaciones con su intercolutor en Venezuela, la firma Rebazve, tras ser denunciados por la Fiscalía Anticorrupción e imputados sus responsables (los ciudadanos venezolanos Pedro Enrique Malave Benavides y Juan Rafael Carballo López-Benavides) junto a los subagentes de estos en España (Javier Salas Collantes y Antonio Rodríguez-Andía) al considerar que las comisiones cobradas fueron exageradas y pueden ser constitutivas de varios delitos.

El contrato de ocho patrulleros -cuatro de vigilancia del litoral y cuatro de vigilancia oceánica- fue firmado el 28 de noviembre de 2005 y contemplaba la construcción de las siete primeras unidades en Navantia y la última en Venezuela, bajo transferencia de tecnología de los astilleros públicos españoles. El cuarto buque de vigilancia, bautizado Comandante Eterno Hugo Chávez, fue botado el pasado 12 de julio en Dianca, en Puertocabello.