Los trabajadores gallegos ganaron en 2012 de media 19.389,2 euros, un 2,91% menos que durante el ejercicio anterior. La devaluación salarial supuso dejar de ingresar casi 1,6 euros menos cada día a lo largo del año, un total de 581 euros menos. Si se compara con 2010, por ejemplo, la pérdida acumulada por cada empleado -también de media- fue de 852,1 euros. Fue precisamente tras 2010 cuando comenzó el proceso de devaluación salarial, justo cuando la economía española dio un paso en falso hacia la salida de la recesión con un crecimiento interanual de medio punto. Pese al crecimiento de la riqueza nacional, los trabajadores empezaron a ganar cada vez menos.

Los datos difundidos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) constatan que los trabajadores más penalizados en Galicia fueron los del llamado sector terciario, y básicamente por la supresión de la paga extraordinaria de los empleados públicos. Entre 2011 y 2012, el salario medio en el sector servicios -terciario- fue de 18.558,92 euros, un 4,28% menos. Teniendo en cuenta que el grueso de la masa laboral gallega está dentro de este macrosector, la gran mayoría de los empleados de la comunidad dejaron de ingresar solo en 2012 más de 800 euros anuales.

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La excepción en este ejercicio estuvo marcada por la industria y la construcción. En ambos casos, aunque de forma muy tenue, la remuneración de los trabajadores se incrementó. En el primer caso subió un 0,87%, con lo que el industrial se afianza como el sector que mejor paga, con 22.329,25 euros de media al año. La construcción, pese al estallido de la burbuja y a la pérdida de peso en la riqueza gallega, incrementó los ingresos de sus empleados en un 0,73%, de acuerdo al INE. Cada empleado del ladrillo cobró cerca de 20.000 euros al año en 2012.

Si se toman los datos con más perspectiva -desde 2008- se pueden observar tres aspectos distintivos: que los ingresos de los empleados gallegos aumentaron un 1,22% de media, que el efecto del bum de la construcción produjo un incremento en las nóminas del 10,48% y que la industria, pese a no vivir ningún estallido, rozó una revalorización salarial del 10% en cuatro años. La tónica posterior -2013 y lo que va de 2014- es una progresiva contención salarial, amortiguada a día de hoy por el bajo nivel de inflación de la economía.