En las viejas previsiones de Pescanova la producción estimada de rodaballo para 2017 era de 11.243, frente a las 3.193 del año 2011. La ambición por convertirse en el mayor grupo mundial en este segmento -por delante de Stolt Sea Farm- llevó a la compañía de Chapela a instalar una macroplanta en una playa portuguesa, en Mira, con una superficie construida de 42 hectáreas. Los cuatro emisarios, de hasta 2.850 metros de largo, no han dejado de atascarse de arenas y lodos desde que se inauguró la planta. Y ahora, con la compañía en manos de los bancos, lo que se atraganta es su deuda y, sobre todo, sus necesidades de capital circulante. Las entidades lusas, que tienen en prenda tanto los activos como las acciones de Acuinova Actividades Piscícolas -nombre de la filial lusa-, solo piensan en vender la planta y no quieren oír hablar de reestructurar deuda alguna. Si Pescanova se la quedase, tendría que inyectar hasta 50 millones de euros de capital nuevo (fresh money).

Las plantas acuícolas son fundamentales para Nueva Pescanova -cuando se constituya-, especialmente las que crían el langostino vannamei y que están en Centroamérica. Pero una instalación de este tipo requiere mucho dinero, mucho capital circulante, para poner a funcionar una planta y alimentar los peces. Además, también requiere de un centro de cría de alevines, que después se trasladan a tanques grandes para su engorde. Por este motivo, y porque la banca considera que sin Mira no se trastoca el plan de viabilidad -que pasa por preservar el negocio en España, la actividad pesquera en África y Cono Sur y el vannamei-, las entidades no están preocupadas por perder este activo. Además, según plantean fuentes del sector, el negocio es "muy arriesgado" porque la planta ya sufrió dos accidentes graves que provocaron la muerte de todos los peces. Al contrario de lo que ocurre con el langostino, el rodaballo es una especie con un periodo muy largo de maduración. Entre que es un alevín de 20 gramos y un ejemplar de 2,3 kilos pasan casi tres años. Además, la inyección de capital será, por convenio, de 150 millones de euros. Rescatar Portugal, siempre que la banca lusa se aviniese a un acuerdo, implicaría inyectar en la empresa 200 millones de euros en total. Si además se pretendiese hacer lo propio con Chile -que ya se ha dado por perdida y se venderá en tres meses-, el capital necesario superaría con creces los 250 millones de euros. El plan de la banca es mucho más conservador.

Lo que sí creen en las entidades es que, como avanzó ayer FARO, se pueden llegar a acuerdos con los futuros dueños de la planta de Mira, que podría ser Stolt Sea Farm o el magnate Américo Amorim, que hizo ya sus pinitos en el mundo acuícola, como relató este periódico. La planta de Mougás es de cría de alevines y está cerca de Mira, por lo que podría trabajar como proveedora para la factoría portuguesa. La factoría de rodaballo en Xove, que produce más de 3.000 toneladas al año, se nutre de los alevines de O Grove. Insuiña, dueña del negocio del rodaballo en España, no pasará por concurso exprés de acreedores.

En la península ibérica -en Portugal, principalmente-, Pescanova invirtió 203 millones de euros en sus proyectos acuícolas entre 2007 y abril de 2013.