Diez días antes de que el juez aprobase la propuesta de convenio de Pescanova -el 23 de mayo-, los bancos acreedores ya advertían a nivel interno de la "necesidad imprescindible" de constituir una Comisión de Vigilancia rápidamente. Un órgano que será entre un sereno y un instructor: velará por que se cumpla el convenio de acreedores, pero, reconocen en la banca, "controlará" la actividad diaria de la pesquera. Y esta comisión, que tiene tres miembros, ya tiene presidente. Como era de esperar, no será ni el representante de Pescanova -que no deja de ser un consejero interino, Alejandro Legarda-, ni la administración concursal, Deloitte. El cargo estará en manos del hombre de la banca, Jacobo González-Robatto.

"Desde el mismo día en que el juez aprobó el convenio, los bancos ya son los que mandan en Pescanova", admiten fuentes próximas a la compañía en Chapela. La Comisión, cuyo nombramiento ya estaba incluido en el convenio, no tiene funciones ejecutivas, puesto que éstas corresponden al consejo de administración. Eso sí, la agenda de la pesquera está bien marcada, de modo que los consejeros tendrán que validar lo que la Comisión de Vigilancia les mande a fin de cumplir los compromisos adquiridos con los acreedores. "Es como un poder en la sombra - explican en el entorno de la banca, porque el consejo no podrá tomar decisiones por su cuenta".

Nada más lejos de la realidad. El consejo actual de Pescanova está conformado por cuatro miembros: Alejandro Legarda (independiente), Fernando Herce (Iberfomento), Diego Fontán Zubizarreta (esposo de Carolina Masaveu) y César Mata (también secretario). Hasta la junta general de octubre o noviembre, Pescanova SA tiene la agenda repleta de decisiones a tomar, y que validarán los consejeros. En cuanto la sociedad se vacíe de activos y exista Nueva Pescanova SL se habrá acabado la labor de la Comisión de Vigilancia y, en consecuencia, el poder ejecutivo del consejo actual.

Fue la propia Pescanova la que ayer informó de la constitución de esta Comisión, que oficialmente se reunió por primera vez este lunes. "Pescanova ha considerado adecuado que Deloitte, como miembro de la Comisión de Vigilancia, ayude [a González-Robatto] de manera específica a velar por que la operativa ordinaria se adecue a lo previsto" en el convenio. De ahí que los administradores Senén Touza y Santiago Hurtado, por ejemplo, vayan a continuar como una especie de consejero delegado, aún sin facultades de gestión. Éstas las perdieron en cuanto Pescanova salió del proceso concursal con la sentencia del juez Roberto de la Cruz.

El nombramiento de González-Robatto se acordó de forma unánime entre las tres patas de la Comisión, como explicó la compañía en una nota remitida a los medios. El banquero es, como ya publicó FARO en exclusiva, hijo de un antiguo consejero de Pescanova, José González Robatto, que ostentó este cargo hasta el año 1997. Que acabe por convertirse en futuro presidente de Pescanova es algo que todavía está por ver, como admiten desde el entorno de la empresa y desde la propia banca.

Lo primero que debe aprobar el consejo, bajo mandato de la Comisión, es la reestructuración de las filiales españolas, trámite que la banca quería iniciar esta misma semana. En paralelo, los asesores de las entidades -KPMG y Freshfields- negociarán con los acreedores de las filiales en el extranjero, algunas de las cuales ya están en concurso (Brasil y Argentina) o quiebra (Chile), y otras tienen acuerdos stand-still (como pactos de no agresión) firmados por Deloitte. A continuación se diseñará la estructura societaria de Nueva Pescanova SL, a expensas de que la junta de accionistas acepte la operación acordeón y la ampliación de capital. González-Robatto tendrá más de seis meses de plazo para conocer en profundidad la empresa si, finalmente, termina por ser su cuarto presidente.