Galicia tiene una de las flotas pesqueras más envejecidas de Europa, con una edad media de 31 años. Casi el 30% de los buques tiene más de 40 años y solo el 3% tiene menos de 6, según las estadísticas oficiales del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, lo que deja a la industria pesquera de la comunidad muy lejos en materia de eficiencia, rendimiento y seguridad respecto a sus competidores. La flota de gran altura, la mayoría propiedad de empresas mixtas con sede social fuera de Europa (pero de capital principalmente gallego), había puesto en marcha en 2011 un proyecto para renovar sus buques (un centenar) que partía con la construcción de siete prototipos en astilleros de las rías de Vigo y Pontevedra (contribuyendo de paso a paliar la delicada situación que atravesaba el sector), iniciativa que ha quedado paralizada al no contar con ayudas públicas.

En el diseño de estos siete buques participaron factorías como Freire, Armón Vigo, Vulcano, Nodosa y José Valiña, que implicarían una inversión de entre 120 y 140 millones de euros. Estos barcos estaban pensados para faenar en los caladeros de Malvinas (como el boceto del gráfico superior), Argentina-Namibia y Senegal. El principal escollo de esta iniciativa -insalvable hasta el momento- era la falta de financiación y la prohibición que pesa por parte de la Unión Europea (UE) de subvencionar a empresas con sede social en terceros países, a pesar de que estas empresas mixtas son de capital mayoritariamente vigués y generan empleo en la comunidad.