El Banco Central Europeo (BCE) pasó ayer de las palabras a los hechos y anunció un paquete de medidas orientado a estimular el crédito y el crecimiento de la economía, "más débil de lo esperado", según el comentario del presidente del Eurobanco, Mario Draghi. La entidad sacó parte de su artillería: bajó los tipos de interés a un nuevo mínimo histórico (0,15%) y anunció inyecciones de liquidez por valor de 400.000 millones diseñadas para favorecer el crédito a hogares y empresas, entre otras decisiones que suponen, sino un vuelco total, un giro muy relevante en la política de la autoridad monetaria. A mayores, el BCE anunció que prepara nuevas armas "no convencionales" para conjurar los riesgos de un período largo de baja inflación.

El mandato primigenio del Eurobanco es la estabilidad de los precios, que la inflación media de la zona euro esté "anclada" en el entorno del 2%. El débil crecimiento de una Europa lastrada por el paro, los excesos del endeudamiento privado y público y los efectos inmediatos de las políticas de austeridad han dejado la tasa en el 0,5% y avivado el riesgo de deflación o de un período prolongado de baja inflación, contraindicado para el crecimiento. El diagnóstico que ayer expuso Draghi tras uno de las reuniones más importantes del BCE en lo que va de crisis señala que, pese a que buena parte de la región monetaria (España incluida) ha vuelto a crecer, persisten "riesgos a la baja", asociados a la situación financiera internacional, al debilitamiento de las economías emergentes, el bajo tono de la demanda doméstica, a la pérdida de pulso de las exportaciones o al "insuficiente" ritmo de las reformas en los países del euro.

Con ese panorama, el BCE tomó ayer una serie de medidas, algunas inéditas y otras con puntos de contacto con las políticas más expansivas que en estos años han desplegado otros bancos centrales. Hay en primer lugar dos movimientos de armamento "convencional". Por una parte, el tipo de interés oficial baja del 0,25% al 0,15% y queda en un nuevo mínimo histórico, una medida que, a decir de los analistas, tendrá efectos limitados en el crédito y en la economía real, pero combinada con otras manda un mensaje de determinación. Draghi reveló además que el BCE está resuelto a mantener los tipos en ese nivel tan bajo durante "un período prolongado".

De otra parte, el Eurobanco decide rebajar la llamada "tasa de facilidad de depósito", que pasa a ser negativa (-0,10%). Supone que, en lugar de remunerar, se cobrará a los bancos por los depósitos que tengan en el BCE (más de 1.900 millones de euros en el caso de la banca española). El propósito de tal movimiento, que se extiende a otras vías que tienen los bancos para aparcar dinero en la entidad, es que el sector financiero mueva sus fondos y los destine al crédito. Ahora bien, alertaron los analistas, la decisión no garantiza por sí misma que el dinero termine financiando a empresas y hogares.

El BCE ha sacado otras armas consideradas "no convencionales", según la jerga de los bancos centrales. La más relevante supone poner a disposición del sector financiero 400.000 millones de euros -cantidad equivalente al 40% del PIB español- para estimular la concesión de créditos a empresas y familias. Mediante dos subastas (en junio y septiembre de este año), los bancos podrán acceder a créditos del BCE a más largo plazo y a precios bajos, condicionados a que el dinero se canalice hacia hogares y negocios, básicamente a crédito para el consumo y para la inversión empresarial. Quedan excluidos los préstamos para vivienda, presumiblemente para sortear el riesgo de burbujas inmobiliarias. La banca tendrá que rendir cuentas sobre el destino del dinero y las inyecciones de liquidez incluirán un mecanismo ideado para estimular la concesión de préstamos: los bancos podrán pedir prestado el equivalente al 7% de la inversión que tengan realizada en créditos al sector privado, también sin incluir la vivienda. Cuanto más presten, más liquidez podrán lograr en condiciones ventajosas.

El armamento desplegado se completa con otros dos anuncios que implican aumentar el dinero en circulación, en cierta medida poner la máquina de hacer billetes a funcionar, como en estos años han hecho la Reserva Federal de EE UU o el Banco de Japón. El Eurobanco suspende las operaciones llamadas de "esterilización", las que realiza para contrarrestar el aumento de la masa monetaria que suponen las compras de activos (deuda pública) que ahora realiza. Tal medida implica inyectar por vía indirecta 165.000 millones al sistema, una cantidad que se puede considerar modesta. Al mismo tiempo, el BCE acelerará los trabajos preparatorios para la compra de activos ABS de deuda privada (títulos que empaquetan préstamos de empresas y hogares concedidos por la banca ), un arma de artillería pesada que, de ser usada, aumentaría el dinero en circulación e incentivaría el crédito, aligerando riesgos de la banca que asumiría el propio BCE.