¿Hasta qué año hay que retrotraerse para tomar como fiables las cuentas de Pescanova? Nadie, en el corrillo financiero, es capaz de dar una respuesta -más allá de la estimación de KPMG, cuando sostuvo que en 2007 los antiguos gestores comenzaron a crear sociedades instrumentales-. El administrador concursal de la pesquera, Deloitte, presentó esta semana no solo los resultados consolidados de 2013, sino también la "corrección" de los de 2011. En este año, y como consta en el informe remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la "situación" era ya "difícil de sostener, lo que se puso de manifiesto en abril de 2013 con la solicitud de concurso voluntario". Pero Pescanova continuó durante casi dos años su actividad a golpe de crédito, e incluso lanzó una emisión de bonos (al 8,75%) y amplió capital de por medio. En teoría todo iba bien.

Según el informe de gestión elaborado por Deloitte, "el nivel de endeudamiento financiero que presentaba el balance de situación consolidado al 31 de diciembre de 2011, 3.357 millones de euros entre deuda bancaria y obligaciones". Esto es, el pasivo era más de cincuenta veces superior al resultado bruto (Ebitda), de 64 millones de euros. Lo que oficialmente se daban por buenos eran los números que presentaba el equipo de Sousa: un Ebitda de 184 millones y un resultado neto de 50,1 millones de euros. La administración concursal ha levantado las alfombras y ha revelado una realidad bien distinta. En 2011 Pescanova ya perdió más de 260 millones de euros y tenía un agujero patrimonial de 791 millones en el grupo consolidado. Esto es, estaba en situación de quiebra técnica.

"Durante el ejercicio 2011, el Grupo Pescanova ha continuado enfocando sus esfuerzos tanto en área de extracción y producción de productos del mar como en el área de mercados", explican los auditores en su informe de gestión. En efecto, Pescanova invirtió 201,6 millones de euros en solo doce meses, el 25% del total que gastó entre 2007 y 2013. Más de 87 millones se destinaron al negocio del langostino vannamei en Centroamérica y otros 65,8 millones se destinaron a la construcción de las plantas y jaulas de cría y engorde de salmón en Chile. Un negocio, este último, que ya no aparece en las cuentas consolidadas de 2013 porque no se cuenta con recuperarlo.

Las ventas crecieron en 2011 un 6%, hasta alcanzar una facturación de 1.357 millones, menor, otra vez, que lo que declaró el equipo de Manuel Fernández de Sousa (1.671 millones en ventas). Pero, como concluyen los auditores de Deloitte, el resultado operativo (antes de amortizaciones, provisiones y otros resultados) fue de 64 millones, "insuficiente" para asumir los gastos. Por ejemplo, "las amortizaciones del Grupo, por importe de 65 millones de euros en 2011". Y, sobre todo, para hacer frente a "los gastos financieros netos de 238 millones de euros en 2011, con un incremento del 20% respecto al año anterior tras el aumento del nivel de endeudamiento y la emisión de obligaciones realizada en este ejercicio".