La empresa Magallanes Renovables, situada en Redondela, se enfrenta hoy al inicio de una de las fases más importantes de su proyecto para conseguir energía renovable. El trimarán por el que apostaron hace ya seis años comienza a coger forma en su versión experimental con el corte de chapa en los astilleros Cardama, en Vigo y, cuando esté finalizado, se sucederán una tormenta de acontecimientos que dilucidarán el futuro del llamado Proyecto Magallanes.

Esta "especie de batea con un molino invertido", como lo define los responsables del proyecto, los hermanos Alejandro y Adriano Marques, genera energía aprovechando la fuerza de las corrientes, por lo que tiene que ser colocado en una zona en la que las mareas ejerzan una fuerza importante. Tras probar un prototipo en Rande, Cesantes y A Guarda, esta empresa redondelana se enfrenta ahora a una prueba definitiva. "Esta primera plataforma que vamos a montar es experimental, pero ya es una instalación en condiciones, de dos megavatios, que daría energía para 1.200 casas. Pesa unas 700 u 800 toneladas y mide 40 metros de eslora. Si se quiere hacer un proyecto industrial con un desarrollo tecnológico serio, lógicamente hay que irse a tamaños reales", explica Alejandro Marques.

Por eso, una vez construida esta gran estructura, se trasladarán el próximo año a Escocia. ¿Por qué allí? "Era interesante para nosotros probarlo en Gibraltar, pero hay dos circunstancias que nos obligan a irnos a las islas Orcadas. La primera es que en Gibraltar no hay instalaciones capaces de recibir una máquina de estas dimensiones y que genera esta cantidad de electricidad. Por otra, nosotros lo que pretendemos es crear un estándar industrial. Éste tiene que estar homologado por labotarios y el laboratorio referente número uno del mundo de estos temas es el EMEC, que está en esas islas", concreta.

Una vez obtenidos todos los datos necesarios, el siguiente paso sería la fase comercial. Tras el corte de la primera chapa, en 8 ó 9 meses estaría construido, con lo que "quizá a partir de la mitad de 2015 ya tendríamos algo para vender", concluye Marques.

"Se trata de un proyecto de mucho riesgo porque estamos compitiendo en un sector contra industrias muy poderosos del norte de Europa", explica Alejandro, que recuerda que se trata de una inversión "de inversores privados" y de "los fondos Interconecta, de Europa, que ayudan aportando el 50%".

Este trimarán, que estaría montando en parques con docenas de ellos, solo podrían ser instalados en España en el estrecho de Gibraltar. "En Galicia tampoco, pero aquí podemos hacer la parte industrial, la fabricación. Ahí entraría la alianza con los astilleros Cardama, un aliado fundamental, y otras empresas", explica Alejandro Marques, que subraya que los mejores sitios del mundo para aplicar esta tecnología sería en Canadá, EE UU, Chile, Argentina, Corea o la India.

"Es un proyecto muy ambicioso en el que está comprometida al 200% toda la estructura de la empresa, compuesta por un equipo aproximado de 40 investigadores distribuidos en ocho centros tecnológicos", sentencia.