El recibo de la luz corre el riesgo de convertirse en un rompecabezas aún más enrevesado con el nuevo sistema para fijar el precio de la energía que el Ministerio de Industria pondrá en marcha a partir del día 1 de abril. Si el procedimiento sale adelante conforme al diseño que el departamento de José Manuel Soria ha comunicado ya a las autoridades que supervisan el sector y a las compañías eléctricas, los kilovatios que consuma una familia en dos meses pueden llegar a ser facturados a más de mil precios distintos, los que para cada hora y cada día de ese período marque el denominado mercado mayorista de la electricidad.

De forma muy esquemática, el cambio supone que la parte del recibo que corresponde al consumo de energía (en torno al 40% del coste total) deja de cobrarse según los resultados de una subasta trimestral y pasa a depender directamente de lo que arroje un mercado donde, cada día, las empresas productoras (generadoras) venden la electricidad a aquellas otras (comercializadoras) con las que hogares y negocios tienen sus contratos.

Ese cambio evitará intermediarios y costes y abaratará el recibo una media del 3% anual, según el Gobierno, pero implica también que los precios, que hasta ahora se mantenían estables durante cada trimestre, van a ser distintos cada día y casi siempre también cada hora. En el caso más extremo, el consumo correspondiente a 60 días de una factura bimestral (la más común) sería cobrado según 1.440 precios distintos.

La fórmula planteada por Industria supone además que esa frenética variación de los precios afectará a todos los usuarios acogidos a la tarifa regulada (antes denominada TUR y ahora Precio Voluntario al Pequeño Consumidor), dispongan o no de contador electrónico inteligente (con discriminación horaria), aunque hay diferencias entre ambas situaciones.

Con contador. Los consumidores que disponen de contadores electrónicos inteligentes tienen técnicamente resuelto el problema para determinar cuántos kilovatios consumen cada hora del día. Según el nuevo sistema, a partir de abril sus compañías les facturarán aplicando sobre el consumo de cada hora el precio que haya marcado también en cada momento el mercado mayorista. En invierno, los precios más bajos suelen ser los de la madrugada y, por lo general, los más altos corresponden a las primeras horas de la mañana y a la franja comprendida ente las ocho de la tarde y las diez de la noche.

Sin contador. Para estos casos, Industria propone los siguiente, según detallaron fuentes del sector: se cogerá el volumen de kilovatios utilizados cada día y se repartirá por horas siguiendo unas pautas de consumo medio que, mediante procedimientos estadísticos, elabora Red Eléctrica de España (REE). Sobre esa estimación se aplicarán los precios horarios del mercado mayorista, aunque el reparto real del consumo haya sido distinto.

El procedimiento recuerda al muy polémico de estimaciones de consumo que se utilizó entre 2009 y 2013 cuando el recibo de la luz pasó de ser bimestral a mensual, aunque la lectura de los contadores siguió haciéndose sólo una vez cada dos meses.

Aquel cambio promovido por el entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián, desencadenó avalanchas de reclamaciones y casos también frecuentes de grandes desfases en las facturas y el resultado fue el contrario que se perseguía. Las fuentes consultadas en el sector auguran que la fórmula de José Manuel Soria también traerá líos así a partir de abril.