La deuda pública española se disparó en los cinco primeros meses del año hasta la cifra récord de 937.334 millones de euros (89,6% del PIB), según el Banco de España. De este modo, y a expensas de los datos oficiales de otros países, España ha rebasado la media de endeudamiento público de la UE por vez primera durante la actual crisis.

Aunque parte de la aceleración del endeudamiento en el primer tramo del año ha sido atribuido a la anticipación de subastas y emisiones para aprovechar los momentos de relajación de la prima de riesgo, este efecto es estacional y se corrige con las menores emisiones en el resto del ejercicio, por lo que no explica el acusado incremento neto anual de los débitos de las administraciones.

Cuando Rodríguez Zapatero dejó el Gobierno el 21 de diciembre de 2011, la deuda pública española era de 734.961 millones, equivalente al 69,3% del PIB, 12,9 puntos inferior a la media de la Unión Europea (82,2% de endeudamiento sobre PIB en la UE-27) y 16 puntos porcentuales por debajo de la media de la zona euro (85,3% en la UE-17). Desde entonces, y hasta mayo pasado, los 17 primeros meses de Gobierno de Mariano Rajoy han supuesto un aumento de la deuda pública española de 202.039 millones de euros, equivalentes a un incremento de 20,3 puntos del PIB.

Este fortísimo ascenso de la deuda pública española, que se suma a la aceleración que venía arrastrando desde el comienzo de la crisis, se produce pese a la política de austeridad adoptada a partir de mayo de 2010, y que se intensificó mucho más desde el 30 de diciembre de 2011. España entró en la crisis de 2008 con una deuda pública de 382.000 millones (36,3% del PIB), muy inferior a la media europea (más del 60% del PIB). Desde entonces la deuda pública española creció en 555.334 millones, equivalentes a un alza del 145%. Las políticas de creciente austeridad del último año y medio, con subidas de impuestos sin precedentes, paralización de la inversión pública y recortes contundentes en el gasto (sanidad, educación, farmacia, dependencia, pensiones, prestaciones por desempleo, supresión de una paga extra a los funcionarios y otras medidas) no han logrado frenar la espiral de la deuda.

Esto obedece a que, según la doctrina económica, la caída del PIB, la recesión y el desempleo son generadores inexorables de déficit fiscal porque disparan los gastos y hunden los ingresos, y a que la austeridad pública, en plena depresión de la economía privada, hunde más la economía y acrecienta el déficit (son los llamados multiplicadores fiscales). Los 937.334 millones de euros de deuda pública suponen que cada español adeuda 19.918 euros. Pero si se suma la colosal deuda privada española (1,9 billones en débitos de empresas y familias), la deuda total por español es de 61.772 euros.