El mayor obstáculo para que Pescanova pueda recibir sin apuros la inyección de liquidez que necesita para seguir operando con normalidad es la propia Pescanova. La extrema complejidad de su estructura y la falta de colaboración por parte de la cúpula de algunas filiales están dilatando las negociaciones para que al menos seis bancos aporten 55 millones de euros a la compañía, claves para abonar nóminas, gasto en combustible o en pienso para las granjas acuícolas. El Sabadell, Popular, NCG, CaixaBank, Bankia y Deutsche Bank ya se han comprometido a facilitar esa línea de liquidez, pero el papeleo aún está a medio hacer. Por mucho que ese dinero vaya a tener la consideración de deuda privilegiada (se cobra en primer lugar en caso de liquidación) y el tipo de interés pueda superar el 5% a un año, la administración concursal -Deloitte- ha puesto sobre la mesa la posibilidad de hipotecar hasta la propia marca Pescanova para garantizar la recepción de ese dinero exprés.

Así lo confirmaron ayer fuentes financieras a FARO, que también apuntaron la posibilidad que se pignoren los flujos de caja operativos. En otras palabras, ofrecer como aval el Ebitda (beneficios antes de impuestos y del gasto financiero) de Pescanova, que en 2011 ascendió a 184 millones de euros. El último dato que se posee es a cierre de septiembre de 2012, cuando el Ebitda ascendió a 127 millones (117 en los nueve primeros meses de 2011, 101 en el mismo periodo de 2010). La hipoteca sobre los flujos de caja operativos y la marca serían únicamente para avalar los 55 millones de euros del préstamo urgente que precisa Pescanova, "en ningún caso" para refinanciar la deuda de 3.000 millones que mantiene con más de un centenar de entidades de todo el mundo.

El negocio o la marca

El Ebitda de 2012 -que la banca da por hecho que "puede ser hasta un 25% inferior al del año anterior, hasta los 130 ó 140 millones- es un factor económico tasable, no así la marca, el "activo de más valor" de la compañía según fuentes del sector. Pescanova -la marca con el logo- estuvo a punto de compartirse al 50% con el gigante norteamericano Heinz, una operación que se realizó a espaldas del consejo y que se abortó cuando FARO publicó que en el registro de marcas de la UE (OAMI) constaban dos titulares: la propia Pescanova y Yoshida´s, filial de Heinz.

Pese a que la banca española "garantiza" la inyección de liquidez en la compañía que preside Manuel Fernández de Sousa, las dificultades que Deloitte se está encontrando para hacer un mapa de deuda y del patrimonio para hacerle frente es lo que hace necesario reforzar al máximo el aval de este préstamo tras la negativa de la Xunta a concederlo. "Habrá dinero, la banca española se ha mojado con esta empresa y todavía no hemos entrado a hablar de refinanciar deudas", sostuvieron desde una de las principales entidades acreedoras, en referencia a diversos comentarios que han surgido sobre posibles quitas en la deuda.

"Las entidades siguen con su hoja de ruta para presentar a Deloitte, que incluye condiciones, plazos y garantías, así como la posibilidad de que entre más bancos" como el BBVA, Santander o Liberbank. Será hoy cuando ambas partes se sienten de nuevo e intenten cerrar al máximo la operación. "La intención es de dejarlo listo esta semana", explica una fuente financiera, si bien parece improbable que esto pueda materializarse.

"El juez todavía no ha evaluado las condiciones del préstamo". Esto es vital toda vez Roberto de la Cruz, titular del Mercantil 1 de Pontevedra, debe dar su plácet al proceso urgente de financiación, de modo que se realice conforme a la legislación vigente. Con la intención de "asegurar al máximo las posiciones", la banca ha vuelto a contactar con Freshfields para que sea su asesor legal en este proceso y, previsiblemente, el que vendrá a continuación. Esto es, la fase de convenio del concurso. Como ya publicó este diario, ésta se va a dilatar teniendo en cuenta que Deloitte ya informó a la banca que necesita "tres o cuatro meses más" para redactar el informe concursal, debido precisamente al enredo que persiste en las cuentas casi cuatro meses después de que Pescanova solicitase el preconcurso de acreedores. La férrea oposición de algunos gerentes de filiales a colaborar con la administración concursal no facilita las cosas aunque Deloitte diera la orden de pedir permiso para realizar cualquier pago, por pequeño que fuera. "Los fieles a Sousa no se resignan y se escudan en la legislación de cada país para dificultar el proceso", expusieron fuentes cercanas a la compañía.