Las cuentas de Pescanova escondían más de un secreto debajo de cada multiplicación. Las páginas que contaban una historia de innovación, audacia y prestigio se han convertido en una novela negra de mentiras que puede dar al traste con la segunda multinacional de Galicia. A cada capítulo la historia se enreda y nadie aún es capaz de clarificar el mensaje. ¿A cuánto asciende la deuda? ¿Cuántos bancos están atrapados? A la primera pregunta nadie le ha dado una respuesta firme y quizás solo Sousa sepa la cifra. La de la segunda provoca estrépito. La administración concursal de la firma, la auditora Deloitte, desveló ayer a los bancos que formaron el steering committee (comité negociador de la banca acreedora) que no son 40 ni 45 ni 58 las entidades atrapadas. "Somos el doble". Más de un centenar en todo el mundo.

"Han pedido créditos en todos los sitios donde se los podían dar", explicaba un portavoz de una de las entidades. "Hay deuda donde inicialmente no se sabía, nos ha tocado la pedrea", ironizaba la misma fuente. Los nuevos gestores de la multinacional, que han desplazado al omnipotente Manuel Fernández de Sousa, mantuvieron ayer en Madrid el primer encuentro con quien puede evitar el cataclismo. Más de cinco horas de encuentro con la banca en las que quedaron patentes dos aspectos. El primero, que Deloitte "desconoce todavía el estado real de las cuentas". El segundo que, "como mínimo", Pescanova necesita 50 millones de euros para atender a pagos urgentes, "tanto las nóminas como el dinero necesario para no parar la actividad".

"Entre 50 y 75"

"Pero serán entre 50 y 75 millones", agregaron desde otra entidad. Dado que el administrador concursal no conoce todavía los recovecos de una compañía llena de ramificaciones -públicas y desconocidas-, "puede ser tanto una cifra como otra". Lo que sí quisieron dejar claro a los bancos es que el dinero hace falta de manera inminente "o todo se frena". La alternativa a inyectar la liquidez no sería el marasmo del cuarto grupo pesquero del mundo. "Es la quiebra, simple y llanamente", admite un ejecutivo bancario.

"Ni siquiera sabemos o saben si es suficiente" porque Deloitte, que desembarcó en Chapela el pasado jueves, no sabe cuánto se debe, a quién y en concepto de qué. "Solo han aterrizado, preguntaron quién tenía móvil de la compañía y se reunieron con algunos miembros del consejo", explicaron a FARO fuentes próximas a la pesquera. Hasta ahí la información. "Les vamos a dar 50 millones de euros a ciegas", reconocen desde uno de los bancos presentes en el encuentro, "y no sabemos si dentro de un mes nos van a pedir otros 30 o 100 millones". Las más de cinco horas de reunión no sirvieron de mucho, a ojos de los banqueros. "Estamos igual que antes, cada día nos llegan con una sorpresa".

Las entidades no dieron un sí o un no a la petición de Pescanova, pero saben que tienen poco tiempo para pensárselo. "Ya sabéis que la alternativa es peor", expuso uno de los auditores de Deloitte en el encuentro. La quiebra, en efecto, dilapidaría la posibilidad de evitar un quebranto en los balances bancarios. Pescanova (a cierre de septiembre de 2012) cifraba sus activos fijos en 1.120 millones. Aunque vendiese todo a ese precio no podría pagar su deuda financiera. Ahora será Deloitte quien se comunicará "banco por banco" para solicitar una determinada cantidad a cada uno. Los españoles están "dispuestos " a ayudar según las "condiciones" de la administración concursal. Los extranjeros prefieren sufrir una quita y marcharse.

Al encuentro asistieron el Sabadell, NCG, RBS, el Popular, Deutsche Bank, CaixaBank y Bankia. En el encuentro se abordó tanto la situación de las filiales españolas como de las extranjeras en un ambiente "cordial". Las partes volverán a reunirse, pero todavía no hay fecha.