"Aunque estaba claro que Pescanova necesitaba refinanciar su deuda y reducir su nivel de apalancamiento, la empresa dio una explicación muy vaga de por qué habían decidido hacer una ampliación de capital". En estos términos se pronunciaron en agosto los expertos del banco BNP Paribas sobre la multinacional gallega, que tenía ya tres emisiones de bonos en circulación. La empresa expuso, según el informe de BNP -al que ha tenido acceso FARO- quería situar sus niveles de apalancamiento en una buena posición y que querían "preservar la liquidez".

Pero los economistas de esta entidad no se quedaron con esta explicación, y ofrecieron otras dos. La primera, que "la compañía estuvo a puto de romper un convenio de deuda el año pasado". Y llamó la atención sobre otra circunstancia. "Aunque no está confirmado, la compañía podría tener problemas para renovar sus líneas de crédito", detalla el texto de BNP.

"Si hay más retrasos en la generación de flujos de caja o la compañía vuelve a iniciar una política de inversiones, no podemos garantizar que nuestras estimaciones de crecimiento de la empresa sean correctos". BNP expuso, además, una circunstancia curiosa que ahora toma mayor relevancia. "Compartimos el disgusto de algunos accionistas sobre el gobierno corporativo y el manejo de la comunicación sobre las necesidades de refinanciación. Los problemas entre los socios no empezaron, por tanto, este año.