Manuel Fernández de Sousa no está dispuesto a abandonar el timón de Pescanova. La compañía recurrió hoy ante el juzgado de lo Mercantil número 1 de Pontevedra, encargado del concurso, la decisión de su titular, Roberto de la Cruz, de expulsar de la gestión al hasta ahora presidente ante las "gravísimas consecuencias" de la medida. El gigante pesquero reprocha al magistrado que opte por un proceso de supensión y no uno de intervención, que supondría solo la vigilancia de los actuales responsables y no el relevo, pese a tratarse de un procedimiento "voluntario". E incluso va más allá y advierte que el hecho de que sea la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la encargada de la administración "parece pensado exclusivamente para la liquidación de la empresa".

En un largo comunicado de prensa, Pescanova defiende que la petición del concurso se realizó con "la máxima diligencia" y que la solicitud deja clara su voluntad de "buscar una solución de continuidad". Pese a las duras y constantes críticas de parte del consejo e incluso de la banca acreedora a Sousa y su equipo, la compañía sostiene que no existe "prueba alguna" de que haya "conductas" que dañaran el patrimonio y sostiene que desde el comienzo "de la crisis" se informó "transparentemente" a la CNMV.

Pescanova insiste en que es una empresa de "extraordinaria complejidad" y que sin un conocimiento a fondo del negocio no se pueden tomar decisiones "ágiles". "El grupo Pescanova sigue prácticamente intacto al día de hoy", apunta en el comunicado la dirección, que achaca el problema de la deuda acumulada al "encarecimiento del crédito". Un volumen de deuda, por cierto, que no menciona en ningún momento, al igual que las "discrepancias" en los números que llegó a reconocer ante la CNMV. Sin nombrar a Deloitte, designada por el organismo liderado por Elvira Rodríguez para asumir las riendas de la actividad, Pescanova reitera una vez más que la colocación de "un auditor no conocedor del mercado".