El nuevo presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, se ha estrenado provocando una profunda inquietud en los mercados europeos, que pasaron de aplaudir el rescate de Chipre en un primer momento a a los números rojos. Fue después de que Dijsselbloem asegurase que las duras condiciones impuestas al país, como la quita a los ahorradores y la decisión de dejar caer a los bancos, podrían aplicarse en futuros rescates de otros países. Tras el cierre de los mercados, un portavoz del holandés matizó tales palabras y señaló que Dijsselbloem había indicado que la de Chipre es "una solución única" y no un "patrón" para futuras intervenciones en bancos con problemas. Pero no descartó la posibilidad de que se repitan en otros casos de reestructuración bancaria las pérdidas que sufrirán en Nicosia accionistas, bonistas y los depósitos de más de 100.000 euros.

Chipre evitó ayer la bancarrota al lograr in extremis, y tras más de doce horas de negociación, un acuerdo con sus socios de la eurozona y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que protege finalmente a los pequeños ahorradores, pero que impone quitas aún por definir a los grandes depositantes y otros inversores e impone restricciones a los movimientos de capital. Además, supone la quiebra del Laiki Bank, segunda entidad del país, y se creará un "banco bueno" y otro "banco malo". Los depósitos garantizados, aquellos inferiores a 100.000 euros, se traspasarán al Bank of Cyprus, la mayor institución del país, mientras que los depositantes no garantizados deberán afrontar pérdidas totales por valor de 4.200 millones.

Además, los depositantes no garantizados, cuyos depósitos superen los 100.000 euros, verán sus cuentas congeladas en Bank of Cyprus mientras se analizan las necesidades de capital de la entidad, que en caso de ser necesario serían cubiertas con los depósitos por encima de 100.000 euros.

Este acuerdo, conocido como "autorrescate", supone que accionistas y tenedores de bonos de las entidades se ven forzados a soportar los costes de la reestructuración en primer lugar, seguidos de los depositantes no garantizados, lo que supone un radical cambio en la política de la eurozona cuando se cumplen tres años de crisis en los que los contribuyentes de la región han sufragado los cuantiosos rescates acometidos.

El presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durao Barroso, admitió que la radical reestructuración del sector bancario obligará a Chipre a enfrentarse a "inmensos desafíos" y a un "shock económico" cuyas "consecuencias sociales" Europa debe tratar de "aliviar", pero recordó que el modelo anterior era inviable.

Los bancos de Chipre abrirán hoy de nuevo sus puertas, tras más de una semana cerrados. Lo harán todos excepto Banco de Chipre y Laiki Bank, las dos entidades más afectadas por el acuerdo de rescate, que abrirán el jueves.

Las bolsas reaccionaron positivamente al acuerdo alcanzado de madrugada, con subidas superiores al 1%. En el caso del selectivo español, arrancaba la semana con un alza del 1,4%, que le permitió conquistar los 8.400 puntos. La prima de riesgo también se contagió del optimismo y llegó a bajar a 339 puntos.

Pero todo cambió cuando se conocieron las declaraciones del nuevo presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem, a Reuters y a Financial Times. "Si queremos tener un sector financiero sólido y saneado, el único camino es decir: "Mira, ahí es donde asumes los riesgos y debes afrontarlos, y si no puedes, entonces no deberías haberlos tomado"", declaró. Al ser cuestionado por las implicaciones de este nuevo modelo para países como Malta o Luxemburgo, con unos sistemas bancarios muy endeudados, o para países con dificultades en el sector, como Eslovenia, el ministro holandés indicó que deberían reducir el tamaño de sus entidades.

La reacción en los mercados fue inmediata. La bolsa española se dejó el 2,27 %, y la prima de riesgo subió a 363 puntos básicos. La bolsa de Milán cayó el 2,5%; París, el 1,12%; Fráncfort, el 0,51% y Londres, el 0,22%.