Pescanova es una empresa fuertemente apalancada. ¿Qué significa esto? Que echó mano del endeudamiento para financiar sus inversiones, preferentemente acuícolas (rodaballo, salmón y langostino). Esta deuda genera un coste financiero en forma de intereses, para lo cual se requiere liquidez, pero si la inversión genera un ingreso mayor a los intereses a pagar, el excedente pasa a aumentar el beneficio de la empresa. Esta fue la apuesta de Manuel Fernández de Sousa, que ahora ha enseñado una grieta forzada por una crisis financiera sin parangón. A cierre del año 2003, las deudas a corto y a largo plazo sumaban 612 millones de euros, según la información oficial de la empresa. A octubre de 2012, y sin conocer los datos anuales completos, el pasivo se eleva hasta los 1.522 millones.

Un incremento de más del 148% que se realizó con un bajo nivel de fondos propios pero con la firme apuesta de rentabilizar sus plantas acuícolas y subsanar así su apalancamiento. El problema es que la catarsis financiera ha pillado a Pescanova navegando con el viento en contra, con mucha facturación pero mucho peso que hace aguas al barco.

Desequilibrio

De acuerdo con los datos disponibles a cierre del tercer trimestre del pasado ejercicio, su patrimonio (con subvenciones de capital) ascendía a 756 millones, exactamente la misma cantidad que consta en el recuadro de pasivos a corto plazo. Y es que Pescanova no frenó su política expansiva de inversiones hasta el año 2009, cuando alcanzó un volumen de activos fijos consolidados de 1.129,6 millones de euros. En 2005, por ejemplo, éstos tenían un valor de 640,7 millones. En su última comparecencia, Fernández de Sousa descartó acometer nuevas inversiones porque, como explicó, ya habían completado esta fase expansiva. Incluso destacó el hecho de que hubiese podido colocar, con intereses de escándalo, una emisión de convertibles en el mercado (parte de los cuales fueron adquiridos por Demetrio Carceller, segundo accionista de Pescanova).

Lo cierto es que su fase preconcursal arroja cifras destacadas. Por ejemplo, que su deuda financiera (a cierre del primer semestre) asciende a 967,838 millones de euros, de los que 191 son pasivos con la banca que vencen a corto plazo. Su deuda financiera -excluida la de largo plazo- se incrementó en más de 80 millones de euros en el último año.

Los bancos que se reparten la tarta de pasivos son muchos y variados, entre los que hay entidades españolas e internacionales. A Novagalicia (según publicó El País, las cajas gallegas financiaron a Pescanova con 357 millones en 2009) le tocarían unos 150 millones de euros, por los 100 de Banco Popular. Según el diario especializado Expansión, a la entidad gallega le corresponden el 30% del pasivo a largo plazo de Pescanova.

"Fuentes del sector aseguran que lo que se pretende es ganar tiempo para buscar un inversor financiero y obtener ayuda de los gobiernos español y gallego a través de los institutos de crédito oficiales", agregó el diario El Mundo. Fuentes financieras consideran que la refinanciación es un problema que se va a solventar.