La multinacional gallega Pescanova, que ocupa el cuarto lugar en el ranking mundial de empresas pesqueras y emplea a más de 10.000 trabajadores, solicitó acogerse en la mañana de ayer a un proceso preconcursal. Lo hizo tras requerir, en la medianoche del jueves, que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la excluyese de negociación ante los complejos problemas de liquidez por los que atraviesa. Un camino de espinas que, por lo pronto, pretende blindar la firma del posible ataque de bonistas o acreedores. Si Pescanova no presentaba preconcurso se exponía, como indicaron ayer desde círculos próximos a la firma, a verse abocada a un concurso obligatorio. De este modo, la compañía que preside Manuel Fernández de Sousa Faro dispone de hasta cuatro meses para renegociar su deuda o elaborar una propuesta de convenio que contente a la mayoría de sus acreedores.

Es una bomba de oxígeno pero evidencia, no obstante, que Pescanova tiene problemas que resolver, y debe hacerlo pronto. Con un elevado apalancamiento (deuda a largo plazo para financiar inversiones) y una crisis crediticia sin precedentes en Europa, la multinacional fundada en 1960 por José Fernández López precisa renovar con urgencia una póliza bancaria u obtener liquidez con la venta de activos. La firma está pendiente de renegociar un crédito sindicado firmado con más de una veintena de entidades financieras, algunas de las cuales no están dispuestas a renovar su confianza en la pesquera. Este préstamo se selló con cajas y bancos por más de 100 millones de euros.

Situación económica

¿Qué le pasa a Pescanova? Se trata de una firma que factura, vende y obtiene un gran rendimiento de la pesca extractiva e industrial. Pero llevó a cabo "demasiadas inversiones" „según analistas„ con un nivel bajo de recursos propios, para lo que se endeudó con préstamos y emisiones que se remuneraban, en algunos casos (febrero de 2012) al 8,75% para obligaciones convertibles en acciones. "Cuanto antes se solvente su situación financiera mejor va a responder en los mercados", explicó a este diario un analista bursátil. La deuda que arrastra la compañía ascendía, a 30 de septiembre de 2012, a 1.522 millones de euros, de los cuales 459 se corresponden a acreedores comerciales. Su facturación ascendió a 1.149 millones de euros, con unos beneficios después de impuestos de casi 25 millones. Pero su expansión „preferentemente en el terreno acuícola„ se refleja claramente en la cuantía de sus activos fijos consolidados (inversiones). Los últimos datos facilitados por la empresa son a cierre de 2011, y reflejan un nivel de inversión de 1.120,1 millones de euros, casi el doble que al finalizar 2005. Los fondos propios, al concluir el mismo ejercicio „no hay cuentas de 2012„ ascendían a 262 millones de euros, según la información oficial de la empresa gallega.

La noticia sobre los escollos económicos de la compañía viguesa saltaron el jueves a medianoche cuando, a través de un comunicado, informó a la CNMV que no iba a presentar sus cuentas relativas a 2012 hasta que no lograra un objetivo: o vender activos acuícolas en Chile o acogerse al preconcurso de acreedores. LA OPINIÓN adelantó el viernes, en exclusiva, que Pescanova pedía al regulador financiero que bloquease la venta de sus títulos ante un posible derrumbe de su valor en Bolsa. Y a las 8:37 de la mañana la CNMV atendió a la petición y bloqueó la negociación de las acciones. Alas 12:56 horas del mediodía de ayer Pescanova, informó a la CNMV de que optaba por la segunda vía.

La empresa es un titán, tanto a nivel gallego como mundial. Cuenta con una plantilla de 10.599 trabajadores „a cierre del primer semestre de 2012„, posee un centenar de filiales y participadas y tiene capacidad para generar beneficios. Pero necesita liquidez. Fuentes consultadas por este diario apuntan a la posibilidad de desprenderse de otros activos acuícolas rentables para firmas extranjeras y a la necesidad de redimensionar su balance.