El sindicato UGT Galicia consumó ayer el despido colectivo de 31 trabajadores, según fuentes de la propia central consultadas por FARO. El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) se había formulado de inicio para 36 personas, dos de ellas en la delegación de Vigo, aunque la cifra se rebajó en cinco trabajadores. El personal despedido recibirá una indemnización de 23 días por año trabajado y con un tope de 14 mensualidades, concretaron las mismas fuentes. El ERE recoge una excepción para aquellos empleados que se acojan a la bolsa de trabajo durante cuatro años y no formulen demanda. En este caso, el finiquito aumentaría hasta los 33 días de salario por año trabajado.

La reforma laboral del Gobierno establece el mínimo en los 20 días por año con 12 mensualidades, con lo que el acuerdo final mejora tímidamente la legislación actual como la primera oferta del sindicato. De inicio planteó un finiquito de 22 días de salario por año trabajado, que ascendería a 29 días para los trabajadores que se acojan a la misma bolsa de trabajo, cantidad que se iría reduciendo a medida que los empleados fueran contratados. La plantilla total de UGT Galicia asciende a 111 personas.

Gran malestar

La decisión se adoptó en la tarde de ayer "por mayoría", con 45 votos favorables y 29 en contra de la propuesta de la empresa. Fuentes del sindicato no ocultaron su "malestar" ante el planteamiento del sindicato, así como por el contenido de un ERE que apenas difiere de la nueva legislación laboral contra la que la central se ha posicionado.

UGT justificó el expediente de regulación por causas económicas debido a la "no suscripción" de nuevos programas y de las pérdidas sufridas en los dos últimos años.

Ayer no trascendió el impacto del ERE por cada una de las delegaciones que UGT tiene en la comunidad, ya que del listado inicial ha habido cambios (31 despidos frente a los 36 inicialmente planteados). En la primera oferta de la central había dos despidos previstos en la Unión Comarcal de Vigo, cuatro en la de Pontevedra o cinco en la central de Santiago de Compostela. Las dos únicas uniones comarcales en las que no estaba previsto prescindir de ningún trabajador eran las de Arousa y la del Barbanza.