El Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG) inició hace un año el desarrollo de un sistema inteligente de conducción que toma el mando del vehículo en caso de que el conductor no reaccione ante un posible obstáculo en la carretera, reduciendo la velocidad e incluso variando la trayectoria del coche para evitar una colisión. Ésta es una de las nuevas líneas de investigación del departamento de Electrónica e ITS (Sistemas Inteligentes de Transporte, en sus siglas en inglés), que se suma a otros proyectos pioneros como el TSR, de reconocimiento de las señales de tráfico, o el Siscoga, para prevención de accidentes.

El nuevo sistema anticolisiones busca anticiparse a las necesidades futuras de la industria del motor, según explica Francisco Sánchez, director del Electrónica y Sistemas ITS del centro. Este dispositivo, que ya se está probando en algunos vehículos, es capaz de detectar la presencia de un obstáculo en la carretera y avisar del peligro al conductor. "Si el conductor no reacciona, el sistema empieza a frenar y tiene capacidad para realizar una maniobra de esquivo", precisa Sánchez, que apunta que esta tecnología exige una correcta monitorización del entorno para asegurarse, por ejemplo, que no vienen vehículos por el carril adyacente. "Para poder hacer todo esto tienes que controlar el coche longitudinal y lateralmente, y es ahí donde entra la conducción autónoma", sostiene el experto.

Esta tecnología, que persigue una mayor seguridad para conductores y peatones, tendrá un elevado nivel de desarrollo en el horizonte de 2020 y cuenta con el respaldo de la Comisión Europea (CE) dentro de su nuevo plan de apoyo a esta industria. Una de las dificultades a las que se enfrenta el sistema anticolisiones es determinar cuándo toma el control del automóvil, cómo se lo comunica al conductor y cuándo le devuelve la potestad sobre los mandos. "Para esto contamos en el CTAG con un simulador de conducción que nos permite recrear todo tipo de situaciones", señala.

Sánchez y su equipo acaban de presentar en Viena, en el Congreso Mundial de Sistemas Inteligentes de Transportes, los resultados de otro proyecto pionero desarrollado por el CTAG en colaboración con la Dirección General de Tráfico, el Siscoga. Se trata de un corredor de 60 kilómetros por autopistas y autovías de la provincia de Pontevedra, por el que una decena de conductores han circulado casi a diario durante diez meses con sus coches conectados a las centralitas de información del CTAG y la DGT. Esta conexión les ha permitido adelantarse a posibles situaciones de peligro, como accidentes, obras en la calzada o mal tiempo (lluvias).

"Ahora estamos en la fase de análisis de la información, pero algunas conclusiones ya se pueden extraer", señala Sánchez. Por ejemplo, los conductores con este sistema integrado en el coche reducen significativamente la velocidad antes de llegar a los puntos de conflicto, lo que ayuda a prevenir accidentes. El Siscoga forma parte de un proyecto a escala comunitaria, el Drive-C2X, cuyas pruebas comenzarán el próximo año simultáneamente en siete países con veinte usuarios por zona. En Vigo, el Siscoga también tendrá una aplicación urbana, como ya avanzó FARO.

Otro proyecto "estrella" del CTAG, el TSR, que permitía al vehículo el reconocimiento de las señales de tráfico y advertía incluso al conductor en caso de que no se ajustase a las normas, ya se ha comenzado a industrializar por parte de un constructor de automóviles y un fabricante de dispositivos electrónicos, según indica Sánchez, que mantiene sus nombres en secreto por cuestiones de confidencialidad. El departamento de Electrónica e ITS del centro cuenta con 120 técnicos dedicados a tareas de innovación y desarrollo, y en el primer semestre de 2013 estrenarán el nuevo centro de excelencia para vehículos inteligentes de Porriño, con circuito propio.