Tano Santos, nacido en Málaga y afincado en Estados Unidos, donde ejerce de catedrático de Finanzas en la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia (Nueva York), participó estos días en el congreso anual de la European Economic Association (EEA) y el que a la vez celebra en la ciudad andaluza la Econometric Society, citas que reunieron a 1.500 economistas. Santos es doctor en Economía por la Universidad de Chicago y está vinculado a la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA, de orientación liberal) y al llamado "Grupo de los Cien".

-¿En qué punto de la crisis económica nos encontramos?

-Ahora mismo todo está a la espera de dos cosas. Por un lado, de la implementación del rescate bancario.Por otro, de ver si efectivamente España va a necesitar un segundo rescate para resolver los problemas de financiación del Estado. Éste nos costaría hacer cosas que ya tenemos que hacer a cambio de un arreglo que permita financiarse con unos tipos de interés más estables. No puede ser que España sufra una crisis de liquidez continua, con los efectos que eso tiene.

-¿Será necesario ese segundo rescate?

-El primero, que ya está firmado, es un préstamo de cien mil millones de euros con un contrato entre España y sus socios para resolver la crisis bancaria. Se supone que va a resolverla, pero, para ello, hay que hacerlo bien. El segundo se está discutiendo y va dirigido a garantizar la financiación del Estado. El objetivo es la estabilización fiscal de España, y tendrá un condicionamiento que irá más allá, que es lo que se está negociando. Hay que solicitarlo para que el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) compre los bonos españoles y el Banco Central Europeo actúe en el mercado para estabilizar la deuda.

-¿Qué camino hay que seguir en este país de cara a la recuperación?

-España tiene que ganar en competitividad para salir adelante. Tenemos que hacer que todo el país sea competitivo para que todo el mundo se beneficie de la demanda exterior. Eso requiere la bajada de los costes laborales unitarios, lo que va a requerir la combinación de la bajada de los salarios y del aumento de la productividad.

-En España ya se trabajan muchas horas, ¿pero se les saca provecho?

-Efectivamente, no. Hay que convencer a los políticos de que hay una España que funciona como un reloj, porque hay muchas empresas españolas que sí son productivas, aunque también hay muchas que no lo son.

-¿Qué medidas habría que tomar para que el país fuese más productivo?

-A pesar de que la última reforma laboral está bien encaminada, habría que avanzar en la racionalización del mercado de trabajo, así como agilizar la estructura administrativa para que haya más facilidades para la creación de empresas, que es lo que va a crear empleo. También es necesario racionalizar la estructura impositiva y conseguir una bajada de los costes de producción de los servicios públicos con el fin de que se adecuen los gastos a los ingresos.

-¿Las medidas que está tomando el Gobierno van por la senda adecuada?

-Ahora mismo no hay muchas opciones. Nos hemos colocado en una situación donde la financiación del Estado se hace bajo condiciones muy difíciles. La demanda para la deuda española no es la que era hace unos años, ya que la compran básicamente entidades españolas, pero no las extranjeras, que dudan de la viabilidad fiscal de España y de la supervivencia del euro. Esto último está detrás de muchas de las cosas que estamos viviendo. Temen que se rompa el euro, y es una duda que hay que romper inmediatamente. Las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, hicieron mucho por aliviar la preocupación que tienen muchos por el futuro del euro. Además, un país como España no puede sobrevivir con estas dudas.

-¿Qué escenario se plantea para los próximos meses?

-Hay que hacer lo que hay que hacer y esperar que funcione. Si España cumple con las etapas acordadas, se tomará como una señal de que es un país serio, que cumple con lo pactado y que merece el apoyo de sus socios europeos. Además, el Gobierno tiene que eliminar la incertidumbre y empezar a tomar decisiones. Ninguna decisión es garantía de éxito, pero, desde luego, lo que no garantiza el éxito es no tomarlas. Las decisiones no se pueden posponer, porque eso aumentaría la incertidumbre, aunque conlleve costes políticos.

-¿Cuándo saldremos de la crisis?

-No se puede posponer la solución a los problemas, sino que hay que atacarlos, porque mientras estén ahí no se podrá salir.