El sector naval gallego logrará contratos para construir siete remolcadores íntegramente y participar en la construcción de otros siete que realizarán astilleros mexicanos. Todo ello supondrá una inversión en la comunidad de unos 247,2 millones de euros y generará 2.500 empleos, entre directos e indirectos, según los cálculos de la Xunta. Será la compañía estatal mexicana Pemex, la cuarta petrolera más grande del mundo, la que realizará el pedido, tras firmar ayer una "alianza estratégica" con el Gobierno gallego en el que se compromete a realizar los pedidos a empresas del naval de la comunidad, tanto privadas como públicas. Además, estudiará la posibilidad de comprar un flotel €buque dormitorio para los trabajadores de las plataformas petrolíferas€ ya en construcción en la ría de Vigo.

El pacto fue anunciado ayer tras la reunión del Consello de la Xunta y varias horas más tarde, firmado por el presidente del Ejecutivo gallego, Alberto Núñez Feijóo, y el director general de Pemex, Juan Suárez Coppel, en una intervención sin preguntas al término de la cual tampoco se facilitó el acuerdo ni se detallaron las características de los remolcadores.

El convenio supone un compromiso por parte de la compañía de encargar este trabajo a los astilleros, que ahora deberán presentar sus ofertas. Aunque no trascendió el contenido del acuerdo ni sobre la fórmula para lograr los contratos, Feijóo indicó que "ahora está en manos de los astilleros gallegos responder en calidad y precio a las exigencias de la empresa". Horas antes, tras anunciar el acuerdo, deslizó que competirán por los contratos y que los lograrán "quienes hagan las mejores ofertas".

El acuerdo incluye una novedad, pues abre a los astilleros públicos de Navantia la posibilidad de competir con los privados y ampliar su radio de acción desde el campo militar. Para sortear la prohibición que tienen de construir buques civiles, la Armada mexicana podría ser quien encargase su elaboración, según explicó Feijóo. El único astillero público autorizado para la construcción civil es el de Puerto Real en Cádiz.

La noticia supone un balón de oxígeno para el naval, que en los dos últimos años ha perdido al menos 9.000 empleos, si bien los remolcadores son buques de mediano tamaño que suelen estar en la cartera de los grandes astilleros. El acuerdo no establece qué astilleros lograrán los contratos. Competirán entre todos los de la comunidad.

"Esta alianza es una oportunidad", proclamó Feijóo, que agradeció el acuerdo a Coppel, en presencia de representantes de los principales astilleros del sur gallego y Navantia. "Si Pemex ve una oportunidad en Galicia es porque tenemos una posición geoestratégica envidiable, capacidad de producción y recursos", continuó. "El naval gallego resiste la comparación con cualquier sector naval del mundo", concluyó. Por la mañana, calificó el acuerdo de "tabla de salvación" para el sector al tiempo que indicó que Pemex podría beneficiarse del nuevo sistema de bonificaciones fiscales que prevén aplicar dentro de dos meses si la UE no lo tumba. El acuerdo, aseguró, se logró a pesar de que Pemex conocía la suspensión del tax lease anterior.

Desde la Xunta consideran que las elecciones presidenciales mexicanas, que auguran un cambio de Gobierno del PAN al PRI, no afectarán a las decisiones de la cúpula de Pemex, bajo control estatal. El traspaso de poderes, además, se demorará hasta diciembre, cuando se prevé tener cerrados ya los pedidos.

El representante de la empresa defendió ayer el acuerdo como una garantía de "modernización" de su flota, en plena fase de expansión, y vinculó el convenio a la gestión de la Xunta y del propio Gobierno central tras la visita de Mariano Rajoy a Felipe Calderón, presidente del país azteca. "Esta tarde me ha llamado y me manda una abrazo", dijo luego Feijóo sobre el primero.

Coppel destacó el acuerdo como una "oportunidad" y alabó "el reconocimiento global" de los astilleros gallegos.

La empresa decidirá en seis meses si se asienta en el puerto exterior coruñés y se convierte en su primer cliente

Pemex podría convertirse en el primer cliente del Puerto Exterior de Punta Langosteira, una obra cuyo presupuesto se disparó hasta los 800 millones de euros, casi el doble de los 479 en que estaba presupuestado. El acuerdo firmado con la Xunta para comprometerse a encargar pedidos al naval gallego, incluye el inicio de conversaciones entre la empresa mexicana y la autoridad portuaria de A Coruña para estudiar la posibilidad de que la petrolera instale en ese muelle su base logística en la Unión Europea, actualmente en Rotterdam. Desde ahí, descargaría combustible y lo distribuiría por el continente.

La decisión, según Feijóo, se tomará en seis meses y podría suponer para la obra coruñesa la captación de su primer cliente, pues aunque se levantó para derivar el tráfico de combustibles y asentar Repsol, ahora en el muelle antiguo, esta empresa solicita 200 millones de euros para realizar el cambio de localización.

Aunque las infraestructuras de conexión de Langosteira todavía no están acabadas, el presidente de la Xunta se mostró optimista sobre el desembarco de la compañía en la dársena, en la que, aseguró, existe espacio para ella y Repsol, cuya concesión administrativa en el muelle coruñés expira en un año. "Hay sitio para todos. La lámina de agua y el espacio es suficiente", dijo.

En un momento de dificultades económicas y con la confianza de los mercados sobre la economía española, el presidente de la Xunta sacó pecho tras el acuerdo, que, aseguró, "es un mensaje internacional de confianza" tanto en la economía de Galicia como en la de España que "permitirá abrir más puertas".