La Federación Galega de Confrarías de Pescadores advirtió ayer del "posible colapso" de la flota de bajura como consecuencia de la aplicación del último reglamento de control de la actividad extractiva, aprobado por la Comisión Europea (CE) hace unos años y que ya se encuentra en vigor.

La federación de pósitos aseguraba ayer que la bajura gallega vive una "situación de desesperación", especialmente los buques de entre 15 y 24 metros de eslora, al "encontrarse" con la "eficiencia" de los servicios de inspección comunitarios, estatales y autonómicos.

Los representantes de las cofradías aclararon que en la reunión del miércoles con los responsables de pesca de la Consellería de Medio Rural e do Mar –a raíz del amarre de una terintena de buques en el puerto pesquero de A Coruña– les exigieron que demanden al Estado y a la UE la "revisión" de la aplicación de estas normas y el establecimiento de un periodo de adaptación.

El sector destacó como los puntos "más sensibles" de la nueva normativa la identificación de buques y artes de pesca, el sistema de localización de pesqueros, el diario de pesca electrónico y el control sobre la comercialización. Otras de las problemáticas de la flota de bajura son, según los pósitos, el control sobre la potencia motriz y el preaviso de cuatro horas para la descarga en puerto, que consideran "diseñado para las flotas industriales".

Los representantes de la Federación tienen previsto reunirse hoy mismo con responsables del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, a los que trasladarán "las duras críticas" de la bajura gallega a las nuevas normas de control.

Mientras, la flota amarrada en A Coruña mantiene su protesta a la espera de recibir noticias de la Xunta. El encuentro del miércoles ha generado expectativas de solución pese a que los propios armadores son conscientes de que será difícil que se asuman todas sus propuestas. Entre los aspectos que consideran clave están el funcionamiento de los servicios de expedición de guías de circulación, la compatibilidad de las tasas de descarga y venta en los puertos de la Xunta y del Estado y la actuación de los servicios de inspección, que consideran abusiva.

"Nos acosan más que nos inspeccionan. Es como si persiguiesen a delincuentes, no a pescadores", denuncia uno de los concentrados en el muelle de A Palloza.

Sobre el tiempo que deben esperar en alta mar desde que comunican las capturas realizadas hasta su entrada en puerto –cuatro horas– la flota confía en que, al ser un asunto de competencia estatal, sea la Secretaría General de Pesca la que, de acuerdo con el departamento que dirige Rosa Quintana, ofrezca una alternativa válida que devuelva a los buques a la normalidad.