Las siete mariscadoras de la Cofradía de Aldán estaban desde primera hora de la mañana de ayer en el puerto de la parroquia canguesa dispuestas a trabajar. Pero en esta ocasión no se trataba de salir a mariscar en alguna de las playas de la ría, sino de escoger y preparar el marisco que sus compañeras de Lourizán recogieron el pasado 9 de enero en la zona de Placeres. Eran casi 1.600 kilos de almeja fina y japónica que se depuraron en una batea situada en la ría canguesa y que ayer por la tarde se subastaron en Campelo. Fue entonces cuando se confirmaron los temores de las mariscadoras: en el primer día de venta las cantidades que pagaron los compradores en la puja fueron "decepcionantes". La fina se movió entre los 9,49 y los 13,62 euros y la japónica entre un mínimo de 3,35 y el máximo de 18,95 euros que se pagó por la de calidad "extra".

El trabajo comenzó alrededor de las nueve de la mañana, cuando los biólogos embarcaron en un bateeiro y se dirigieron hacia el vivero flotante donde estaban las cuatro jaulas con las cajas de almeja. La maniobra de retirada, izado y regreso a puerto fue relativamente corta y a las nueve y media de la mañana el marisco se descargaba en la explanada de la lonja de Aldán. A partir de este momento fue cuando comenzó la labor de las mariscadoras canguesas, que bajo la supervisión de tres biólogos, y siguiendo un estricto orden, fueron cogiendo las cajas, cada una con diez kilos, para seleccionar el marisco. Se trataba de apartar y desechar las almejas que estaban rotas o muertas, un trabajo que se prolongó hasta pasadas las doce del mediodía. La valoración fue muy positiva. Las mujeres de la Cofradía de Aldán destacaban el gran tamaño de la almeja extraída en Placeres y los biólogos que el nivel de mortandad registrado fue muy bajo. La mayoría de la almeja que se retiró fue porque estaba rota, una incidencia atribuible al proceso de recogida con la azada en la playa o al proceso de clasificación y no a la estancia en el vivero flotante. Así, si el pasado 9 de enero entraron en la batea depuradora 1.312 kilogramos de almeja japónica, ayer tras el trabajo de selección de las mariscadoras de Aldán, salieron 1.284 kilos. Y en el caso de la almeja fina entraron 284 kilos y salieron 275. "La almeja se alimenta filtrando el agua y como la calidad en la ría de Aldán es buena puede depurar esa contaminación por coliformes. La ventaja con respecto a una depuradora en tierra es que en el mar el marisco se sigue alimentando a través del fitoplacton del agua marina", explicaban ayer las biólogas de la Consellería do Medio Rural e do Mar.

Pasadas las doce del mediodía y tras el pertinente pesado las jaulas con las cajas de almeja fina y japónica se cargaron en un camión con dirección a la lonja de Campelo. En el recinto poiense comenzó una puja a la que únicamente asistieron cinco compradores. Los precios que alcanzó la mercancía no fueron del agrado de las mariscadoras, sobre todo en lo que se refiere a dos de las clases de la almeja fina, ya que la "A" y la "B" se pagaron de media a 13,62 y 9,49 euros el kilo. Valores que dieron la razón a las reservas que tenían las trabajadoras del sector sobre esta iniciativa.

Desde el primer momento defendieron el proyecto para volver a faenar en la zona C de Placeres, pero de igual modo también habían evidenciado sus dudas en diversas ocasiones acerca de cuál sería la reacción de los compradores. "El mes de enero siempre es complicado, sobre todo para el marisco", puntualizaban algunas profesionales del sector tratando de buscar alguna explicación al reducido precio que dominó la subasta.