La actividad marisquera no pasa por un buen momento en Galicia. En los últimos años la pérdida de empleo en la comunidad ha sido constante y el sector ve difícil que la situación mejore por el estado en que se encuentran muchos arenales, contaminados por las aguas fecales y sin sistemas de depuración. En los últimos cuatro años el marisqueo a pie perdió en Galicia una media de un empleo cada dos días, al pasar de los 4.901 permisos de explotación (permex) concedidos a finales de 2006 a los 4.123 existentes al cierre del año pasado. Según los últimos datos publicados por la Consellería do Mar, la mayoría de las licencias de marisqueo a pie corresponden a la provincia de Pontevedra (2.270, el 55% del total), mientras que A Coruña cuenta con 1.785 (el 43%) y Lugo solo con 68 (menos del 2%).

Los profesionales del sector aseguran que el descenso de permex se debe a que las licencias nuevas concedidas por la Xunta son muy inferiores al número de mariscadores que abandonan la actividad tras alcanzar la edad de jubilación. "Mucha gente se retira y la Consellería do Mar no está dando ni la mitad de los permisos nuevos que se solicitan. No hace mucho que una cofradía pidió 20 autorizaciones y la Xunta solo le concedió nueve. En casi ningún caso acepta las peticiones que realiza el sector", denuncia la presidenta de la Asociación Galega de Mariscadoras e Mariscadores (Agamar), Natalia Laíño.

Por este motivo, el colectivo considera irreal la posibilidad de alcanzar la cifra de 20.000 empleos en el sector como apuntó la conselleira do Mar, Rosa Quintana, en algunos actos en los últimos meses. "Lo de los 20.000 permex es una utopía. Solo se conseguiría esa cifra si cerrasen las playas y realizasen peonadas, pero ese sistema no da para que los mariscadores vivan dignamente. Un censo de profesionales, trabajando días sueltos, es la única forma de alcanzar los 20.000 empleos", aclara Laíño.

Por tipos de permisos, únicamente el de extracción de poliquetos –gusanos de mar que se utilizan para la pesca deportiva– registró un repunte en los últimos cuatro años, al pasar de los 5 existentes a finales de 2006 a los 40 contabilizados al cierre del año pasado. Mientras, las licencias generales de marisqueo a pie bajaron desde las 4.421 hasta las 3.692, las de percebe de 471 a 388 y las de navaja y longueirón de cuatro a tres.

Agamar lamenta la situación actual del sector y la achaca al mal estado de los arenales gallegos, muchos de ellos catalogados como zonas C –contaminadas por coliformes–. "¿Por qué no se invierte en depuradoras en vez de dar ayudas como se hizo hasta ahora? Debe centrarse la inversión en sanear las rías. No queremos un sector subvencionado, que es lo que parece que fomenta la Consellería do Mar", sentencia Laíño. "Los arenales de Galicia están produciendo al 10% de su capacidad cuando el marisqueo en muchas localidades está permitiendo subsistir a un gran número de familias. Hay mucho potencial y en época de crisis debería aprovecharse", añade la portavoz del colectivo.

La organización, sin embargo, reconoce que la situación no es tan buena como hace unos años y que los ingresos de los profesionales del marisqueo han caído considerablemente por la crisis. "El marisco es un producto del que se puede prescindir perfectamente, por lo que la demanda ha caído y con ella los precios. Este es el motivo de que mucha gente tenga miedo de meterse en las playas y no ganar lo suficiente. Todo lo contrario a lo que pasaba hace unos años, cuando las trabajadoras abandonaban las conserveras y se pasaban al marisqueo", explica la responsable de Agamar. El furtivismo, lamenta, es otra de las lacras de la actividad.

Sobre las bateas de depuración de marisco que la Xunta prevé instalar en aguas de Ferrol y Aldán (Pontevedra) para poder sacar al mercado marisco de zonas C, Laíño duda de su rentabilidad: "Se va a extraer el molusco, se traslada a la batea y, una vez depurado, vuelve a la lonja de origen. No sé si los gastos derivados del transporte permitirán que el molusco sea rentable".