Una contribución especial anunciada por el primer ministro portugués Pedro Pasos Coelho, del Partido Social Demócrata (PSD), reducirá el subsidio que los trabajadores recibirán en la Navidad de 2011. La rebaja, que sólo se hará en este año, será la equivalente al 50% de la diferencia entre el subsidio respectivo y el salario mínimo nacional. El objetivo que se pretende es que la Hacienda portuguesa ingrese una cantidad aproximada a los 800 millones de euros. No afectará a los que cobren solo los 485 euros de salario mínimo.

Trabajadores de la ciudad fronteriza de Valença do Minho (Portugal) no creen en la eficacia de esta medida para sacar el país adelante y ven en esta decisión del nuevo primer ministro un perjuicio más para los que menos tienen, e incluso hay quien augura la desaparición de la clase media que no hace muchos años surgía en una sociedad donde habían "pobres y ricos", recordaba ayer una empresaria valenciana.

Joaquim Covas, presidente de la Uniao de Empresarios do Vale do Minho, con miles de empleados del sector del comercio, tampoco está de acuerdo con esta rebaja y cree que la recaudación prevista "sólo servirá para una semana de gobierno". Los primeros que deben aportar dinero -dice- son los políticos y empresarios con grandes sueldos, y sectores de la administración que son ineficaces y que "son quienes se están llevando el dinero". Considera exagerado este recorte porque "ya hay una carga suficiente de impuestos, lo que es más grave para los trabajadores, pues tendrán más problemas sociales. Muchos ya no llegan a fin de mes y no pueden hacer frente al pago de estudios de sus hijos".

A pesar del oscuro panorama es partidario de "dejar pasar un tiempo para que el nuevo gobierno se asiente". Conoce su programa, pero desconoce los métodos "creemos que habrán medidas buenas y otras malas", señala. En todo caso insiste en que "no podemos trabajar y sacrificarnos para que otros despilfarren", afirma, refiriéndose a los sectores ya mencionados.

Pone como ejemplo de una solución el caso de una familia sin recursos que acudió a una entidad bancaria pidiendo ayuda para comer. La entidad, en lugar de dinero, les regaló una máquina de hacer palomitas de maíz "y así están consiguiendo sobrevivir", comenta. El caso vale para todo el país, asegura Covas, "pues necesitamos que nos ayuden a reestructurar la economía". La Uniao de Empresarios que preside está representada en el país por la Confederación de Comercio de Portugal, con quien mantuvo recientemente una reunión en la que expusieron estos puntos de vista y reflexiones.

"La medida del recorte es más que mala, y no es la solución, como prometió Passos", se sincera Miguel Alves, funcionario en Valença do Minho. "Tienen que pagar los que más pueden, y los que más han recibido", recalca. Pone como ejemplo para ello a un jefe que cobra 5.000 euros al mes, mientras que él, con dos hijas a su cargo, cobra mil. No piensa en las Navidades. Leo Silva, de 30 años, casado y con dos hijos, sabe que "nosotros no vamos a tener regalos en Navidad". Cobra 800 euros de sueldo y lo mismo por el subsidio de Navidad, después de trabajar desde hace 7 años como camarero. Tiene claro que "en cuanto todo se arregle en Brasil, nos vamos para allí".

Juan Miguel Malheiro, empleado de una aseguradora considera que esta rebaja "es un atraco para el que trabaja. Los que pagamos somos siempre los mismos", se queja. Tiene 49 años, mujer que también trabaja y una hija. El recorte supondrá "el adiós a los regalos de Navidad y se tendrá que comprar un bacalao (alimento típico) más pequeño. Continuaremos a perder calidad de vida", lamenta.

Una compañera de trabajo, Ana Barros, de 35 años, al vivir sola, no tiene las cargas familiares como ocurre en otros casos. Aún así, confirma que "gastaré menos dinero en regalos y en comida". Como el resto, está segura que este sacrificio de millones de portugueses "no arreglará nada, supondrá menos poder de compra y dejará a todos en peor situación". Para Adilia Esteves, de 54 años, ama de casa con residencia en Vila Nova de Cerveira, el corte en la paga navideña supone un perjuicio importante. El único ingreso económico en su casa es el salario de su hija, enfermera en el servicio de oncología de un hospital de Oporto. "Le van a quitar mucho dinero de la paga y lo hacen a quienes tienen menos salario", critica con descontento.

Comerciantes de Valença do Minho, al igual que los de otras ciudades y pueblos portugueses, se esperan lo peor: "la clase media va a desaparecer de nuestro país", afirma una empresaria con comercio de alfombras en el centro urbano de Valença. solo podría ser aceptable la medida en el caso de que no se aumentase el IVA, que está en un 25%.